El 24 de abril tuvo lugar una Mesa Redonda: “Hermandades del Trabajo ante el 1º de Mayo”, en la que se presentó nuestro Manifiesto del 1º de Mayo por el Día Internacional de los Trabajadores.
Los ponentes fueron Carlos Salcedo Peñalver, Director del Instituto de Estudios sobre el Trabajo “José Ramón Otero” y Rafael Jiménez Barba, Asesor del Servicio Jurídico.

La mesa redonda se centró en la presentación y coloquio del manifiesto de Hermandades del Trabajo para el Primero de Mayo de 2025 y en la realidad del mundo del trabajo, hoy,
La propuesta ha sido elaborada por Carlos Salcedo, director del Instituto de Estudios sobre el Trabajo, y trabajado posteriormente por el equipo del IET, el Consejo Nacional y, por tanto, de todas las Hermandades del Trabajo.
Hubo un tiempo y una mención especial por el fallecimiento del Papa Francisco, destacando su atención y preocupación especial por el mundo del trabajo.
El Manifiesto se enfoca en los problemas sociales en España, como la crisis de la vivienda y la productividad laboral, así como la necesidad de un pacto de estado para la vivienda debido a su impacto en la pobreza y la desigualdad, especialmente entre los jóvenes y los inmigrantes.
También aborda la situación del empleo, el salario mínimo, el riesgo de pobreza y la contribución de los inmigrantes a la economía, enfatizando la importancia de la dignidad humana y la colaboración entre trabajadores y empresarios para mejorar la realidad laboral actual.

Economía con rostro humano
El manifiesto parte de una convicción clara: los cristianos no somos materialistas. La economía no es un fin, sino un medio al servicio de la persona. Por eso, el texto recoge los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, desde la dignidad intrínseca de todo ser humano hasta el destino universal de los bienes.
Evangelizar el mundo del trabajo implica también denunciar las injusticias estructurales. Y entre ellas, destaca una: el acceso a la vivienda. Según el Banco de España, en 2025 habrá un déficit de 600.000 viviendas. El Manifiesto propone un Pacto de Estado que vaya más allá de parches y estrategias de corto plazo.
Vivienda, empleo y pobreza: un mismo problema
Los ponentes insistieron: empleo precario y vivienda inaccesible son dos caras de la misma moneda. Tener trabajo ya no garantiza cubrir lo básico. Además, las consecuencias recaen en los más frágiles: la infancia, los jóvenes, los migrantes. Se requiere una estrategia estructural, con financiación y coordinación entre administraciones.
Se subrayó también la necesidad de reforzar la productividad, corregir la dualidad público-privado y apostar por la formación continua. Todo ello sin olvidar que detrás de cada cifra hay rostros, historias y oportunidades perdidas.

Un mensaje de esperanza… y compromiso
Cerró la jornada Rafael Jiménez Barba, con una invitación a la acción esperanzada. A mirar el mundo del trabajo con humanidad, recordando que tanto empresarios como trabajadores son personas, no cifras. Que el futuro no se improvisa, pero sí se construye, si hay voluntad común.
Jiménez Barba puso además el acento en los retos del presente: la globalización, la precariedad, la judicialización del conflicto laboral y el envejecimiento de la población. Frente a ello, propuso una triple clave: formación continua, responsabilidad compartida y un modelo económico que integre a los inmigrantes, reconociendo su aportación y evitando la exclusión.
Solo así, dijo, se podrá aspirar a una sociedad verdaderamente justa, en la que el trabajo no sea una carga, sino una oportunidad de realización y servicio.