manos-rezando

Una experiencia de oración comunitaria diferente

Por Marcos Carrascal Cavia, Presidente de HHT- Centro de Madrid

De la noche a la mañana, en Hermandades del Trabajo, por prudencia, y más tarde por normativa, a fin de prevenir los efectos del covid19, clausuramos las actividades, cerramos las instalaciones y nos confinamos todos, cada uno en uno en nuestra casa. Ante esta situación, sin culto, con el oratorio cerrado, sin la presencia del Santísimo Sacramentado… ¿Dónde y cómo queda la oración comunitaria?

En esta tesitura, dándole una pensada, a dos miembros de mi familia se les ocurrió que debíamos y podíamos rezar en común. El Señor nos dijo que “donde están dos o más reunidos estoy yo en medio de ellos. Además de para comunicarnos, que ya lo hacemos, ¿por qué no utilizar los medios que tenemos a nuestro alcance para orar?, ¿por qué no tratar de orar juntos en la distancia o, al menos, intentarlo?

Nos pusimos manos a la obra: preparamos la estructura de la oración, propusimos la idea al presidente de la Fundación Abundio García Román, dimos publicidad a la iniciativa por WhatsApp, Facebook e Instagram y la pusimos en marcha. A pesar de las dificultades técnicas, de la edad de muchos de los participantes, de la poca preparación y nulo entrenamiento, la oración fue prendiendo y tomando forma.

Buscando la participación

Tratamos, en la medida de lo posible, que fuese participativa en cuanto a preces, lecturas, testimonios, … Nos conectábamos todos los días a las 19,45h., cada uno desde su casa. La estructura era muy sencilla: comentábamos el evangelio del día y rezábamos la oración a la Virgen del Cenáculo finalizando con las preces. Teníamos unas preces fijas y cada día se añadían las que los participantes nos iban indicando en directo a través de la aplicación. Todos los días del mes de mayo, a continuación, hemos rezado Santo Rosario y las Flores de Mayo. Algo sencillo, como es el espíritu de HHT.

En fechas señaladas hemos preparado oraciones más intensas: en el Jueves Santo compartimos una Hora Santa; en el Viernes Santo, el Vía Crucis de D. Abundio; en Pascua, el Vía Lucis de D. Abundio. También participamos el 1 de mayo en la Jornada de Oración por las Vocaciones organizada por la Delegación de Pastoral Vocacional de la Archidiócesis de Madrid, en la hora que nos asignaron, de 22 a 23h.

En los últimos viernes de cada mes celebramos, como habitualmente, “La Oración por los Trabajadores y sus Mundos”. En todas estas celebraciones participaron militantes y afiliados y también personas ajenas a Hermandades con lecturas, testimonios, reflexiones, en directo desde los domicilios.

Una gran respuesta

La respuesta y participación nos sorprendió, dado que en las jornadas que acabo de señalar superamos los 60 dispositivos conectados. Teniendo en cuenta que en muchos domicilios con el mismo dispositivo participaba toda la familia; dos, tres y, al menos en un caso que conocemos, cuatro personas, probablemente estábamos orando más del centenar de personas. Diariamente la cifra media de dispositivos oscilaba entre veinte y treinta.

Han sido 80 días, de ellos 76 ininterrumpidos de oración en comunidad por esta vía. Ha habido varios días que, cuando mi mujer y yo sufríamos los efectos más fuertes de la enfermedad y no podíamos participar, la oración ha sido preparada y coordinada por nuestros hijos.

Para nuestra familia ha sido muy enriquecedor. Hemos redescubierto la necesidad y la importancia de la oración en común, que debemos de aprovechar los medios que Dios pone a nuestro alcance y que los laicos estamos llamados a participar más directamente en la construcción de nuestra Iglesia.

Para mi familia la preparación de la oración comunitaria ha supuesto un reto y una bendición. Teníamos que buscar tiempo para leer y reflexionar las lecturas del día, y eso estructuraba nuestra jornada, nuestro salón dejaba de ser oficina y sala de reuniones para convertirse en oratorio. En medio de tanto dolor y necesidad, el Señor y nuestra comunidad se abrían un hueco en nuestras vidas. Estos 80 días han supuesto una bendición para esta familia, y por eso os damos las gracias a todos los que habéis participado y lo habéis hecho posible, y al Señor que, como prometió a los primeros discípulos, ha estado, sin duda, en todo momento en medio de nosotros.

¡¡¡Muchas Gracias!!!

Entrevista publicada en el periódico “MAS” edición julio-agosto 2020