“Muy en los comienzos, no éramos más que un grupo de diez o doce personas. Entonces predominaban los hombres. Un día del mes de noviembre, sobre las ocho de la tarde, nos encontrábamos con este grupo, en plena calle madrileña de Fuencarral, en torno a la luz de un farol. Nos habían prohibido la entrada al local, que habíamos venido disfrutando gratuitamente.

Sin local, sin sede

Como de momento no había otra oportunidad, tuvimos que improvisar la reunión a los reflejos de aquella luz de gas con el propósito de buscar el cobijo en algún otro local para los días sucesivos. Como en todos los comienzos, faltaban medios y sobraban ilusiones”.

Así, contaba esa “prehistoria” de Hermandades del Trabajo su fundador, D. Abundio García Román.

Aún este pequeño grupo, que se fue ampliando gracias a las llamadas que se iban haciendo en fábricas y empresas, tuvo que deambular por varios locales hasta llegar al de Juan de Austria nº 9, en el que sólo se ocupaba, la última planta en una primera fase.

El grupo se reunía todos los jueves en la capilla, en los llamados Cenáculos, que fueron la verdadera cuna de los militantes. Paralelamente se celebraban los domingos unos festivales matinales en cines y teatros céntricos, donde siempre se daba el mensaje de Hermandades del Trabajo.

En otra línea, cuando se pedía, se organizaban, también Retiros mensuales, Ejercicios Espirituales y reuniones con un carácter formativo sobre temas sociales, bíblicos y teológicos, conjugando desde el principio las dos vertientes, apostólica y social, que caracteriza a las Hermandades del Trabajo.

Llegó 1947, y de aquellos grupos iba surgiendo un movimiento con calor humano, y color cristiano, que fue un gran consuelo para los durísimos tiempos que se vivían y para los que aún habían de venir, para la lucha de los trabajadores por una vida más solidaria, más justa, más humana, más compasiva, más comprensiva. Un movimiento propio.

Así, un 16 de julio de 1947, por un Decreto del Patriarca Obispo de Madrid-Alcalá, D. Leopoldo Eijo y Garay, quedan constituidas las Hermandades del Trabajo como instrumento de apostolado en el ambiente del trabajo.

 

Pioneros en la igualdad

Esta Obra, pionera en muchos campos, lo fue también a la hora de dar un papel igualmente importante a hombres y mujeres. Estamos en 1948 cuando se decide que los cargos directivos sean dobles: hombres y mujeres con la misma categoría y responsabilidad. Con esta visión se configura en solemne sesión constituyente el primer Consejo de Hermandades del Trabajo, el 28 de septiembre de 1948. También ese año surge un nuevo periódico, el de las HHT: MAS.

Las Hermandades del Trabajo se dividieron por grupos profesionales o de empresas. Cada una encontró dirigentes responsables que formarían la Junta de Gobierno. Paralelamente, se crearon los Departamentos de Actividades, “organismos técnicos de promoción y asesoramiento, coordinación y fomento”, y algunos Secretariados.

 

Miles de viviendas

En las Hermandades se inicia un fuerte despegue de actividades y creación de obras y servicios sociales gracias a la capacidad de promoción y trabajo de sus dirigentes.

A finales de 1951 se crea el Patronato Madrileño Virgen de la Almudena, la Obra de la Vivienda que habría de construir a lo largo de los años más de 9.000 viviendas. Y con ella la Tómbola Diocesana de la Vivienda.

Hecho muy importante fue la apertura de la primera casa de formación y descanso, nuestra primera Residencia, un 16 de julio de 1959. Fue en El Espinar (Segovia) y se llamó Betania, hoy conocida como “Casa Madre”.

La primera obra social fue la de los veraneos que comenzó alquilándose casas de religiosas. La primera residencia de verano, propiamente dicha, fue la de Benicasim. Después, poco a poco, llegaron las demás. En 1953 se inaugura el Estadio San Miguel.

La lista de inauguraciones y actividades comienza ya, a ser interminable: la Despensa del Parado (desde el principio la preocupación por los trabajadores sin empleo fue importantísima), la Escuela de Formación, de Propaganda. Formación Profesional imparte clases de Contabilidad, dibujo, inglés, francés, cultura general, corte y confección, puericultura, radiodifusión y periodismo.

Y sigue la lista: en 1955 se inaugura la Clínica San Juan de Dios y en 1957 las Colonias Infantiles con la primera Operación Papel, la inauguración de la residencia Virgen del Pilar en Madrid y la primera competición de campo a través de la Casa de Campo, homologada por la Federación Castellana de Atletismo.

En 1958 se inaugura la Casa de Hermandades del Trabajo en la Colonia del Patriarca y una nueva Escuela de Guías del Departamento de Turismo.

Este mismo año se dan dos acontecimientos muy significativos en la vida de la Iglesia: muere Pío XII y el nuevo Papa, Juan XXIII, convoca un Concilio Ecuménico que será un fuerte revulsivo, con entrada de aires nuevos en la vida de la Iglesia.

Y ya en 1959 se inaugura un comedor para trabajadores en la calle López de Hoyos, la nueva residencia para Colonias Infantiles en La Pineda, Salou, y el Colegio de Árbitros de Fútbol.

El 22 de agosto de 1960 llega el ansiado reconocimiento: la aprobación Canónica y Civil de Hermandades del Trabajo como Movimiento Nacional, celebrándose las primeras Jornadas Nacionales con D. Abundio García Román como Delegado Nacional. En Madrid ya son más de 60.000 afiliados y se inauguran nuevas casas de Hermandades del Trabajo en León y Tarragona.

 

En 1961 se da el primer salto a América

En 1963 se aprueba el comprometido Ideario de las Hermandades del trabajo con sus 43 puntos entre los cuales se defiende y reivindica el derecho de la mujer al trabajo, la atención y defensa de la familia, la fidelidad a la Iglesia, el derecho a la cultura, la libertad sindical, una Seguridad Social digna para los trabajadores y la defensa de los trabajadores emigrantes “cualquiera que sea su raza, religión y condición”.

Las Hermandades del Trabajo siguen cubriendo los múltiples huecos a los que el gobierno y la sociedad no llegan. Son muchas, aun, las necesidades de los trabajadores que, aunque no sean tan primarias para el cuerpo sí lo son para el espíritu y la formación.

En 1966 nace el Instituto Social Juan XXIII para intentar cubrirlas. Hoy, el papel de ese Instituto, lo realiza la Escuela Juan XXIII.

En la sociedad

A principios de los años 70 existen 17 residencias vacacionales repartidas por toda España pertenecientes a los centros de Madrid y a los del resto de España y Federaciones, así como tres centros polideportivos y de piscinas.

Comienza una etapa que se podría denominar de compromiso cristiano del militante en la que dejan de tener tanta importancia las obras económicas y sociales, entendiendo dicho compromiso como algo que abarca también lo cívico y lo sindical. En Hermandades se aboga por un “sindicato auténtico, sin dependencias políticas ni empresariales, un sindicato que mire exclusivamente por el bien de los trabajadores, un sindicato reivindicativo y de promoción. Un sindicato avalado por la capacitación, la responsabilidad y la participación”, afirma D. Abundio.

A finales de los años 70, D. Abundio dimite como Consiliario Diocesano, cargo que pasa a ocupar D. Antonio Algora, hoy Obispo de Ciudad Real, y como Consiliario Nacional.

En los años 80 vivimos nuevos tiempos. Se celebra la primera Fiesta del Afiliado del centro de Madrid, y diversos cursos. Se empieza a participar en la Subcomisión de Cooperativismo y Formación Profesional de la Comisión Diocesana de Lucha contra el Paro y en colaboración con el INEM se convocan cursos para trabajadores en desempleo. A finales de 1982 se celebra un Consejo Nacional con el tema de estudio “Renovación en Ideas y Actitudes”. Hermandades del trabajo profundiza en los cambios de acuerdo a los tiempos.

En 1986 se celebra el 40ª Aniversario de las Hermandades del Trabajo con una magna exposición conmemorativa y se edita un nuevo libro: “Camino y Testimonio”

1989 fue un año intenso. Se celebra el II Encuentro Hispanoamericano de las Hermandades del Trabajo con la participación de militantes y dirigentes de seis países: Colombia, México, Perú, Costa Rica, Ecuador y España en octubre. Un mes después, el 30 de noviembre, fallece D. Abundio García Román, nuestro fundador.

 

Una nueva década

En diciembre de 1990 se crea una Fundación con su nombre cuyo fin y misión es la de difundir la Doctrina Social de la Iglesia y del fundador de las Hermandades, además de recopilar sus escritos y pensamientos.

Semana de Doctrina y Pastoral Social (2008)

La Fundación organiza la I Semana de Doctrina y Pastoral Social, que será anual, e inicia la publicación de diversos trabajos en esta línea de divulgación.

Hermandades del Trabajo se va implicando cada ves más en tareas contra el desempleo formando parte, junto con Cáritas y Justicia y Paz, del Programa de Paro y -conciencia Social de la Diócesis de Madrid y creando un S.O.I.E. Participamos activamente en la Delegación de Pastoral Obrera, la de Pastoral Sanitaria, la de Acción Familiar y la de Migraciones y colaboramos con otras asociaciones y movimientos

A la vez, continúan las actividades haciendo el esfuerzo, cada vez mayor, de adaptarse a lo que requieren los tiempos. Teatro, Grupos de Baile, Idiomas, Departamento de Formación Profesional, .. todos buscan la conexión con la sociedad que, sin duda, ha cambiado mucho desde ese 1947.

Y comienza, igualmente, un período de expansión del Centro de Madrid, inaugurando centros y núcleos en los lugares que la afiliación es mayor.

Los primeros: Alcorcón, Leganés-Zarzaquemada y Barrio del Pilar.

En el año 1997 celebramos nuestro 50ª Aniversario, con distintos actos conmemorativos: la edición de una biografía del fundador “Abundio García Román, una vida para el mundo del trabajo”, de Alberto Linés Escardó, una exposición monográfica, dos actos conmemorativos, el IV Encuentro Hispanoamericano de las Hermandades del Trabajo, .. y otros actos que surgieron hasta terminar el año.

En 2 de diciembre de 2001 se inaugura la nueva sede social de Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid en la calle Raimundo Lulio nº 3.

En estos últimos años se transforman nuestras Residencias de Málaga y Chipiona, en hoteles de 3 y 4 estrellas, siendo inaugurado también un nuevo hotel en Santa Pola.

 

Por otro lado, la Fundación Abundio García Román, comienza a dar los pasos necesarios para la canonización de D. Abundio. El 10 de diciembre de 2006 se cierra en Madrid la fase diocesana del Proceso de Canonización. Cuatro días después se abre la celebración del centenario del nacimiento del Fundador de las HH.T.

 

Hermandades y América

El período que abarcó los años 1961 a 1965 fue el de la expansión de Hermandades del Trabajo en América. Un Movimiento de este tipo tenía que tener, como es normal, un fuerte componente misionero, estar abierto al mundo para llevar el mensaje de hermandad, de justicia, a todo el mundo del trabajo. Por afinidad religiosa y por compartir la misma lengua, América era el continente que nos llamaba más urgentemente.

Desde sus comienzos, los contactos de Hermandades con los Obispos hispanoamericanos habían sido numerosos así como con diversas organizaciones católicas en América. El salto a ese continente era una idea que agradaba a muchos.

También estaba ya, en la mente de D. Abundio, fundador de las HH.T., y había terminado de cuajarla la experiencia de las “Misiones Populares” impulsadas en la segunda mitad de la década de los cincuenta por el Papa Pío XI.

Durante tres meses, y saliendo en julio de 1961, el equipo compuesto por D. Abundio García Román, el sacerdote Julián Serrano, y sus íntimos colaboradores, José María Vitoriano y Cipriano López, recorrieron toda América con el objetivo de dar a conocer la obra de Hermandades del Trabajo e instaurarla en los países en que fuera posible.

Visitaron Brasil, Paraguay, Uruguay, Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá y Washington y Nueva York, en Estados Unidos.

En esos países los expedicionarios contactaron con los obispos, órdenes, sacerdotes y seglares, diversas obras que trabajaban ya en el campo del apostolado social, etc… La idea era la de ofrecer información sobre Hermandades del Trabajo e intentar que crecieran allí.

Tras el viaje, ya en Madrid, se organizó un cursillo de tres meses al que asistieron dirigentes hispanoamericanos enviados por los Obispos de aquellas diócesis. La semilla fue echada, germinó y, en varios países, creció con fuerza.

Después del cursillo, las Hermandades del Trabajo se multiplicaron, rápidamente, en América. Así varios equipos empezaron a trabajar en Quito, Lima, Bogotá, Medellín, Barranquilla, San José, Nueva York. Hermandades del Trabajo se había convertido en una organización internacional.

Tras todo el periplo, fue Medellín, en 1962, donde se organizó el primer Consejo de América. Un año más tarde se organizó en Bogotá, la capital colombiana y, en 1966, en Barranquilla.

En mayo de 1964 se celebró en Medellín un cursillo de información de carácter internacional con asistencia de representantes de Perú, Argentina, Ecuador, Costa Rica, México y Colombia.

Tras los primeros centros colombianos fueron naciendo los de Lima, en Perú, Quito, en Ecuador, y el de San José de Costa Rica. La primera presentación pública en América, como tal movimiento de las Hermandades del Trabajo, tuvo lugar en agosto de 1968, con ocasión del trigésimo noveno Congreso Eucarístico Internacional. En ese momento se celebró la primera Asamblea Continental y se fundó, también, una Comisión Permanente con sede en Bogotá.

Entrevista con Monseñor Tobón (Colombia, 2016)

Después fueron llegando el resto de los centros en otros países como México y Chile. En Venezuela, tras un primer intento que no resultó, se ha retomado la idea de Hermandades para intentar implantarla en Ciudad Guayana, una zona eminentemente trabajadora.

La colaboración entre los diversos países es intensa. El ejemplo más llamativo fue como todos, en España y América, se volcaron para ayudar a Perú cuando éste sufrió la epidemia de cólera.

Hasta el momento se han realizado tres Encuentros Internacionales y, una Jornada Internacional.

Tras el II Encuentro Hispanoamericano, se creó el SERCOIN (Servicio de Cooperación Internacional) cuyo objetivo es optimizar y fomentar las relaciones entre los centros, el intercambio de experiencias y documentaciones, colaborar a una identidad común e impulsar la expansión de la Obra.

El último encuentro de centros fueron las Jornadas Internacionales celebradas en El Espinar (Segovia- España) del 6 al 17 de diciembre de 2006.

En la actualidad, los centros de Hermandades, por países, en América, son:

  • Colombia (Bogotá, Medellín, Barranquilla)
  • Costa Rica (San José)
  • Chile (Concepción)
  • Ecuador (Quito)
  • Perú (Callao, Chimbote, Lima y San Ignacio-Cajamarca)

Con una población principalmente joven, los problemas de los trabajadores son un poco diferentes a los de España aunque se comparta el paro y el de la necesidad de reciclaje.

Cada país tiene una problemática distinta a la que los centros locales de Hermandades del Trabajo intentan solucionar en la medida de sus posibilidades.

Se encarga de su coordinación el SERCOIN (Servicio de Cooperación Internacional de las Hermandades del Trabajo).