Monseñor Juan de Dios Peña: “En Hermandades he visto un movimiento que acompaña al mundo del trabajo”

Monseñor Juan de Dios Peña Rojas, obispo de la Diócesis de El Vigía-San Carlos del Zulia (Venezuela), pasó por Hermandades a la vuelta de la visita “Ad Limina” en Roma con el Santo Padre.

En el Centro de Madrid de las Hermandades del Trabajo contamos desde este 1 de septiembre con el apoyo del sacerdote José Natalino Rendo, perteneciente a su Diócesis.  Nos recibió para esta entrevista en la que pudimos hablar de algunos temas relativos a Venezuela, la Pastoral del Trabajo y la relación con España y las Hermandades del Trabajo.

¿Monseñor, cuántas Diócesis hay en Venezuela?

Aproximadamente 41 Diócesis, incluyendo dos vicariatos apostólicos. En la visita
Ad Limina asistimos unos 48 obispos. Además de los auxiliares, estuvieron presentes algunos obispos eméritos. Faltaron 3 obispos, dos por cuestiones de salud y uno porque en vísperas del viaje lo asaltaron en su casa.

Iglesia en Venezuela

¿Cuál es la situación actual que vive la Iglesia en Venezuela?

Si hablamos de la parte jerárquica del episcopado, que es la parte más representativa, y de la situación actual en la que se encuentra el país, podríamos decir que vivimos un momento de unidad y comunidad. Yo creo que nunca se había visto un episcopado tan unido, sobre todo, cuando tenemos que convivir ancianos y jóvenes. El conflicto generacional que siempre se ha visto como un problema en otras sociedades, a nosotros no nos ha afectado.

Gracias a Dios, los jóvenes hemos sido bien aceptados. Hay comunión y encuentro. Todas las reuniones se realizan en un ambiente de cordialidad, nosotros hablamos de la camaradería, es decir, alegre incluso en medio de las dificultades. De los obispos que conforman el episcopado, 21 son de reciente nombramiento. Yo he sido ordenado hace escasamente dos años, después de mí, ya vienen 12 obispos nuevos. Podemos decir que el episcopado está unido, en comunión, apoyando totalmente al Sumo Pontífice.

Si hablamos de los presbíteros con las diferencias que puedan existir, están muy comprometidos. A pesar de las penurias económicas que estamos viviendo siguen dando lo mejor de sí en defensa de los Derechos Humanos. Atendiendo de manera solidaria a la población. Yo creo que como en este momento nunca se había visto este compromiso de la iglesia a nivel social. Prácticamente en todas las diócesis existe Cáritas y son pocas las parroquias en la que aún no las han constituido, pero se está trabajando en función de ello.

La única institución donde la gente acude con esperanza de encontrar un apoyo, no solo el apoyo verbal, sino también para poder darle un medicamento o alimento, es la iglesia. Creo que no miento al decir que es la institución que más credibilidad tiene en el país. Por esta razón hemos sentido que haya ataques tanto de movimientos afectos al régimen como de grupos afectos a una oposición extrema que también juega a la división de la iglesia.

“Los laicos, grandes aliados en la tarea social”

En cuanto a los laicos son los grandes aliados en esta tarea social. Pero tenemos una gran preocupación ya que el éxodo que está experimentado Venezuela también nos ha afectado. Tenemos que decir con tristeza que muchos de nuestros catequistas, laicos comprometidos, también se han tenido que ir del país; es una realidad que nos afecta a todos. A nivel sacerdotal no ha habido tantos, pero a nivel laical si hay muchos. Esto nos presenta el reto de cómo seguir formando a estas personas sin tener la garantía de que ellos sigan en el país, pero tenemos que seguir trabajando en eso.

En este apoyo de los laicos, ¿también cuentan con el de gente que no sea abiertamente practicante?

Se ve en la Iglesia una institución en la que se cumple con la labor social. Yo tengo alguna experiencia de este tipo como párroco: Nos tocó vivir una catástrofe natural y tuvimos que hacer centros de acopio para acoger a la gente. Uno de ellos fue mi parroquia. Me llamaba la atención que gente afecta al gobierno, de noche, cuando ya habían terminado de recoger el material de ayuda del gobierno, venían a la parroquia y me dejaban todo lo que habían recaudado, y me decían, “con ustedes sí llega”.

Un día, incluso desde una institución del Estado me entregaron una ayuda para atender las necesidades de los niños (comida, pañales…). Se trataba de una ayuda que habían recogido entre todos los trabajadores de la institución y cuando llegaron me dijeron: “Padre se lo traemos a usted, a la iglesia, porque sabemos que con ustedes sí llega”. Uno ve con tristeza como otras instituciones recogen y eso nunca llega al destino final. La Iglesia tiene credibilidad y eso ha llevado a que católicos, incluso los que no son practicantes, saben que a la hora de la verdad cuentan con la Iglesia y que por medio de la Iglesia se puede socorrer a los jóvenes.

Encuentro Nacional de Jóvenes (ENAJÓ)

¿Este problema de éxodo también genera problemas de pastoral familiar y cuando sale de Venezuela su labor también tiene que ver con estas personas?

Si hablamos de la Evangelización, de todos los que eran nuestros proyectos pastorales, se ven afectados la pastoral familiar, la pastoral juvenil y sobre todo la catequesis. Se está poniendo en riesgo la formación de futuros cristianos, sobre todo la pastoral juvenil.

Yo tuve que renovar todo el secretariado de la pastoral porque los líderes se me habían ido. Y lo hicimos sobre todo de cara a la celebración del Encuentro Nacional de Jóvenes (ENAJÓ), el encuentro de jóvenes donde se busca vivir la experiencia de la JMJ pero a nivel de país. Este año fue muy difícil. El encuentro se realizó en el oriente venezolano, en un principio se esperaba la participación de más de 17.000 jóvenes. Por el problema del transporte, costes e incluso el problema de la alimentación se nos hizo muy cuesta arriba la organización.

Gracias a Dios y gracias a la solidaridad del venezolano (el que emigra no se olvida de su gente hablemos de familia o hablemos de Iglesia) los jóvenes contactaron con sus amigos que se habían ido a otro país y desde allí les enviaron las ayudas. Fueron pequeñas aportaciones pero muy significativas que les sirvieron para costear parte del viaje. De hecho, en mi diócesis estaban inscritos para asistir 230 jóvenes, sólo pudieron asistir 120. El único problema que les impedía acudir a este evento era el transporte, a pesar de eso, consiguieron reunirse 15.000 jóvenes, fue un éxito rotundo.

El fin de este Encuentro Nacional de Jóvenes era motivarlos a apostar por Venezuela, es decir, quedarse en Venezuela para reconstruir el país. Esta es una de las formas de ver que a pesar de las dificultades, a pesar del éxodo, los que se van no se olvidan. Siguen ayudando a sus familias, siguen apoyando a sus parroquias o a sus grupos de apostolado, y eso para nosotros, es una fortaleza.

Una Diócesis pequeña y que se caracteriza por la pluriculturalidad

¿Monseñor, cómo es su Diócesis?

Es relativamente pequeña si la comparamos con otras de Venezuela. Yo en un día me puedo recorrer tranquilamente la Diócesis y cubrir compromisos de extremo a extremo. Es una Diócesis donde el clima es muy fuerte, muy cálido, con una población muy juvenil (ese es uno de los puntos fuertes), pero también es una Diócesis caracterizada por la pluriculturalidad. Hay muchas culturas que convergen en esta pequeña diócesis.

Tenemos gente de Los Andes de Mérida, que es muy religiosa, muy sencilla, muy trabajadora. Pero también hay una gran población conformada por colombianos que llegaron en momentos del conflicto fuerte con la guerrilla y que luego se quedaron. Es gente muy religiosa, muy comprometida.

También hay una fuerte presencia de la cultura negra que habitan en torno al lago de Maracaibo que tienen otra forma de ser y de ver la vida. Su religiosidad gira más en torno a la celebración de un santo, el Santo Moreno. También hay presencia de la cultura Guajira. Esto hace que la Diócesis a nivel cultural sea muy rica, muy diversa. Hay que conocer todas las culturas para poderlos atender.

Visita a otras Diócesis españolas

¿Cómo está siendo esta visita en España?

El motivo de mi visita a Europa fue por la visita Ad Limina. Nos correspondía este año como episcopado venezolano ir a la Santa Sede, a la tradicional visita a las tumbas de San Pedro y San Pablo, al encuentro con el Papa Francisco y a traer nuestras relaciones de lo que ha sido el quinquenio de trabajo pastoral venezolana.

A los obispos venezolanos, debido a la situación que vivimos en el país, nos toca prolongar la visita unos días más porque esto nos permite visitar otros países como Alemania, España o Francia buscando la posibilidad de conseguir becas para que nuestros sacerdotes puedan continuar con la formación permanente, como es el caso de Natalino (Sacerdote Diocesano que está en el Centro de Hermandades del Trabajo de Madrid). Hace tres años firmé un convenio con el cardenal D. Carlos Osoro para que él estuviera en Madrid estudiando. En este viaje también quiero hacer contacto con otras dos Diócesis como es León y Córdoba. En esta última Córdoba tengo un sacerdote que tiene que terminar sus estudios en Roma, le falta la tesis, pero necesito tenerlo en Europa, yo no puedo costear los gastos, en esta Diócesis los están costeando, él presta un servicio pastoral y termina sus estudios.

También quiero hacer un convenio con la Diócesis de León. Presentaré dos ofertas al obispo, la primera poder traer un sacerdote durante tres años.  Mandaría a uno de mis sacerdotes mayores (entre los 45 y 55 años) y eso le permitiría al sacerdote que no ha podido salir, oxigenarse, conocer Europa y actualizarse a nivel de estudios y después volver al país. Mi intención es ir sacando a los sacerdotes que no han tenido la oportunidad ni de viajar ni de estudiar (estudios posteriores como sacerdotes para nosotros es imposible).

La otra solicitud sería facilitar sacerdotes, uno o dos en verano para que puedan venir a cubrir las vacaciones de sacerdotes, que aquí siempre los buscan. Esto me permitiría que mis sacerdotes puedan salir, cambiar de ambientes, conocer un poco de la cultura europea y regresar con nuevos aires. Mi preocupación y la preocupación de todo obispo tiene que ser el clero, yo considero que, si los sacerdotes están bien atendidos y están bien, el pueblo también está bien atendido. Y en la situación económica nuestra también les permitiría una ayuda. El venir, el recibir una asignación de uno o dos meses, a ellos les permitiría resolver un año en Venezuela y poder llevar una vida más tranquila y poder llevar un trabajo social. Yo lo veo como devolver a España lo que recibimos de España, porque nuestra cultura, nuestra evangelización la recibimos de España.

Vocaciones que varían según la región del País

¿En que situación se encuentran las vocaciones en Venezuela?

Varía según las regiones del país, el oriente venezolano es muy escaso en vocaciones, que fue donde hicimos el Encuentro Nacional de Jóvenes. El centro del país está relativamente bien pero no bien del todo. El occidente del país, que es dónde yo estoy, está muy bien. Todas las Diócesis del occidente tienen muchas vocaciones. Actualmente en el seminario tengo 25 jóvenes, yo tengo 33 parroquias y 40 sacerdotes para atender estas 33 parroquias.

Este año ordeno tres sacerdotes y el próximo dos. En el 2020 ordeno cinco. Es decir, en dos años ordeno 10 sacerdotes, eso me permite sacar a estudiar, hacer cualquier cooperación misionera, no solo en España, sino en Venezuela, porque hay diócesis que lo necesitan. Eso también me permite dividir las parroquias que han crecido a nivel poblacional para una mayor atención. A nivel de sacerdotes estamos muy bien.

Pastoral del Trabajo

¿Cómo se encuentra en Venezuela la Pastoral del Trabajo?

Es un tema que considero que es una deuda que se tiene a nivel de Iglesia, primero porque la Pastoral del Trabajo está totalmente relacionada con la Doctrina Social de la Iglesia y hay un gran vacío a nivel de formación de los laicos.

En 2015 se hizo en Venezuela una Asamblea de Enseñanza Pastoral con la presencia de los distintos movimientos de apostolado laical y una de las solicitudes que hicieron los laicos fue la enseñanza de la DSI, la preparación del laicado para el mundo de la política y, por supuesto, todos los temas que tienen que ver con justicia social, totalmente relacionados con el mundo del trabajo.

Y es que si hay algo que realmente está mal en Venezuela es el tema laboral. Hay muchas injusticias, como la manera en que se paga a los trabajadores, y muchísima economía informal. Es un tema que tenemos que ver para que la gente aprenda a valorar el trabajo y lo asuma con dignidad, para que no lo vean como un castigo si no como una virtud y que sientan el acompañamiento de la Iglesia en el mundo del trabajo.

Papel de la mujer en Venezuela

¿En este sentido, cómo es el papel de la mujer en Venezuela?

En Venezuela la mujer se ha equiparado tradicionalmente al hombre. Tiene presencia en la política, en el mundo empresarial y en el universitario. Pero, en la actualidad, con las nuevas medidas económicas y el nuevo aumento de sueldo que ha equiparado a todo el mundo (lo que es una injusticia: ya no se diferencia entre los años de trabajo o nivel de estudios) se encuentra como todos los trabajadores. Se ha homogeneizado a todo el mundo en su situación laboral.

El papel de la mujer en nuestro país siempre ha sido importante, y han llegado a puestos muy significativos por su capacidad de trabajo; esto nunca ha sido un conflicto.

Hermandades del Trabajo

¿Qué es lo que ha conocido de las Hermandades del Trabajo el tiempo que ha estado entre nosotros?

Pues tengo que decir que, al principio, no conocía las Hermandades del Trabajo. En este tiempo que he conocido la Obra me parece que una de esas gracias que Dios derrama en los diferentes tiempos. Siempre he pensado que en momentos de crisis Dios nos da hombres y mujeres que empiezan a brillar con luz propia, con santidad y que vienen a dar respuesta a una necesidad, como D. Abundio.

Veo que las Hermandades del Trabajo son precisamente eso, un movimiento de la Iglesia que buscar acompañar a un sector de la población que ha sido muchas veces olvidado y en el que, por cierto, estamos todos involucrados. Que además permite a la persona descubrir que es en el trabajo donde va a multiplicar los talentos y dones que Dios le ha dado y que son únicos para cada uno.

Desde ese trabajo, que es lo que he visto en ustedes, el gran reto que tenemos todos es captar la generación de relevo, atraer las nuevas masas laborales. Además, el testimonio sigue siendo importante. Y hacer nuestro trabajo lo mejor posible.

¿Hay posibilidades de que Hermandades germine en Venezuela?

Hablando con D. Ignacio María (Consisiliario de HHT), lo primero que vamos a intentar es trabajar el tema de Doctrina Social porque necesitamos actualizar a los sacerdotes, comprometernos en una formación permanente, y eso nos daría, a su vez, la garantía de formar a los laicos. Así podríamos empezar a trabajar poco a poco el compromiso laboral y de pastoral del trabajo. Podemos empezar con la parte social para llegar a la parte del trabajo dentro de la Doctrina. Yo tengo toda la disponibilidad para trabajar en ello, además ya tenemos el contacto con ustedes. Yo creo que es una obra a tener en cuenta.

El mensaje de Monseñor Juan de Dios Peña

Para finalizar nos gustaría que nos dejara un mensaje para Hermandades del Trabajo.

El mensaje estaría centrado en la motivación, para que sigan dando lo mejor a nivel testimonial: “por sus obras los conoceréis”. Puede haber cansancio y desgaste por diversas razones, pero que se tenga en cuenta que por encima del deseo de cada uno está la gracia de Dios que actúa en nosotros. Es importante dejar que esa gracia actúe, porque es la que nos lleva a superarnos y lo que les va a llevar a ustedes a seguir creciendo. No hay que cansarse de hacer el bien y tener en cuenta que muchas cosas van a depender del trabajo que hacen en el mundo laboral.

Agrademos a Monseñor Peña Rojas su disponibilidad para esta entrevista y los buenos deseos para la labor de las Hermandades del Trabajo.