El 7 de octubre la Iglesia de Madrid impulsa el diálogo sobre dignidad laboral y migración: Trabajo Decente sin Fronteras

La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) y el Secretariado Diocesano de Pastoral del Trabajo de la Archidiócesis de Madrid se unieron el 7 de octubre para organizar un significativo espacio de encuentro y reflexión en torno a la dignidad laboral y los desafíos de la migración en el salón de actos del Arzobispado.

El Centro de Madrid de Hermandades del  Trabajo estuvo representado por la presidenta diocesana, María de los Ángeles Sobrino, la representante de la Hermandad, Justa Horrillo y otros militantes.

Se enmarcó en dos jornadas: la Jornada Mundial por el Trabajo Decente y la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado y se celebró con una mesa redonda titulada “Un trabajo decente, sin fronteras” y una denuncia silenciosa, con palabras y frases significativas relacionadas con la situación de las personas que sufren un trabajo indecente.

Compromiso eclesial y esperanza militante

El encuentro, que contó con la presencia de monseñor Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid, se centró en los retos que afrontan las personas trabajadoras, con énfasis especial en aquellas en situación de vulnerabilidad o migración.

Mons. Vicente Muñoz, obispo auxiliar de Madrid. Foto HHT Madrid

Monseñor Martín destacó que la Iglesia está comprometida con el trabajo decente y desea ser una parte activa en la construcción de un trabajo digno y solidario. Invitó a “caminar juntos por un trabajo decente, para todas y con todas las personas”.

El compromiso de la Iglesia fue descrito no como una espera pasiva, sino como una “esperanza militante”, que busca activamente hacer posible aquello que se anhela, se sueña y se busca. La defensa del trabajo decente fue recordada como una cuestión no solo económica, sino profundamente humana y espiritual.

Desde la ITD y las entidades convocantes, se reafirmó la visión de que “la dignidad no tenga fronteras y el trabajo decente sea un derecho universal”. 

El foco en los trabajadores migrantes

Juan Carlos Antona Gacituaga, director del Secretariado de Pastoral del Trabajo, subrayó que la Iglesia de Madrid puso este año un acento especial en los trabajadores migrantes, considerándolos “la parte más débil de la cadena laboral”.

Muchos migrantes desarrollan su labor en sectores esenciales como la hostelería, los servicios domésticos o los cuidados, y a menudo lo hacen en “situaciones de economía sumergida”. Esto implica que, a efectos administrativos, es “como si no existiesen, porque no tienen reconocidos sus derechos”.

La reflexión de la jornada estuvo centrada en las condiciones laborales de estos trabajadores, tanto los que tienen una situación administrativa reconocida como aquellos que se encuentran en el “limbo legal que supone no tener papeles”.

Se enfatizó que “el trabajo decente no es un privilegio, sino un derecho para todos”. Además, se recordó que migrar para prosperar es un derecho, mientras que migrar para sobrevivir es una injusticia.

Un momento de la Mesa Redonda, con Rufino Pérez. Foto HHT Madrid

Diálogo y retos abordados

La mesa redonda fue moderada por Rufino García Antón, delegado episcopal de Movilidad Humana de la Archidiócesis de Madrid.

El espacio de diálogo reunió a representantes sindicales, del ámbito empresarial y de entidades que acompañan a personas migrantes y a Las Kellys (movimiento de camareras de piso que lucha por condiciones laborales dignas), garantizando que sus voces fueran escuchadas.

Entre las dificultades abordadas se encontraron:

  • El acceso a empleos estables y con derechos.
  • La brecha de igualdad entre hombres y mujeres.
  • La precariedad que afecta a sectores esenciales como la hostelería o el servicio doméstico.

Las personas participantes coincidieron en la urgencia de “romper las fronteras visibles e invisibles que impiden a tantas personas vivir de su trabajo con dignidad”. El trabajo decente, según Iglesia por el Trabajo Decente, debe implicar un salario justo, seguridad laboral, igualdad de oportunidades y respeto a los derechos de todas las personas trabajadoras, sin discriminación.

Reivindicación silenciosa en las escaleras de la Catedral. Foto HHT Madrid.

Exposición “Rostros y Retos del Mundo del Trabajo”

Complementando el diálogo, la catedral de la Almudena acogió la exposición fotográfica “Los rostros y retos del mundo del trabajo” (ubicada en la Calle Bailén, 10, del 5 al 12 de octubre). Esta muestra, organizada por el Departamento de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española, invitó a reflexionar y celebrar la diversidad de las realidades del mundo obrero.

Inauguración de la exposición Rostros y Retos del mundo del trabajo, en la Catedral. Foto HHT Madrid.

La exposición, ya estuvo expuesta en nuestra sede de la calle Raimundo Lulio y compuesta por 22 paneles de gran formato, combina imágenes impactantes con textos de la Doctrina Social de la Iglesia, testimonios reales de trabajadores y reflexiones sobre la fe y la justicia social. Los “rostros” que dan vida a la exposición incluyen a una mujer migrante, un joven precario y un sindicalista jubilado.

Tanto el encuentro como la exposición se enmarcan en el compromiso de la Iglesia por promover una cultura del trabajo digno que centre a las personas y favorezca la inclusión, la justicia social y la fraternidad, buscando construir una sociedad más justa e inclusiva desde lo cotidiano.

Centro de Alcorcón: Demandas y denuncias centrales

Por su parte, el Centro de Alcorcón su sumó a los actos de la diócesis de Getafe. La plataforma “Iglesia por el Trabajo decente” organizó una concentración en Fuenlabrada para que los fieles alzaran su voz contra el desempleo, la desigualdad y las injusticias que afectan a miles de personas. El evento se centró en el lema “Yo me pringo por el trabajo decente”, plasmado simbólicamente con huellas de manos pintadas en un cartel.

“Príngate por el Trabajo Decente”, en la diócesis de Getafe. Foto HHT.

Durante la jornada se leyó un manifiesto que enfatizó que el trabajo digno es un derecho humano ineludible y no debe ser

tratado como un privilegio. Los convocantes lamentaron que, a pesar de las luchas sociales históricas, en el año 2025 siga siendo necesario exigir condiciones laborales básicas: salario adecuado, horarios justos, igualdad de trato y entornos seguros.

Se puso especial atención en la situación de los grupos más vulnerables del panorama laboral actual: Jóvenes, mujeres, familias con menores a cargo y personas migrantes cuya realidad fue señalada como una de las más dolorosas dentro del mundo laboral.

El manifiesto instó a mantener una “esperanza activa”. La lectura del manifiesto culminó con una exigencia clara de justicia social, humanidad y respeto a la dignidad de toda persona a través de un empleo digno.

Posteriormente, se llevó a cabo una misa presidida por el vicario episcopal Aurelio Carrasquilla. Durante la homilía, el vicario denunció la precariedad laboral persistente y solicitó firmemente que se “cuide, proteja y acompañe a las personas migrantes” por ser uno de los colectivos más desprotegidos.