La corona de Adviento es una tradición cristiana que simboliza el transcurso de las cuatro semanas del Adviento. Consiste en una corona de ramas (generalmente de pino o abeto) con cuatro velas.
Manuel Yuguero
Comenzando el primer domingo de Adviento, el encendido de una vela puede acompañarse de la lectura de la Biblia y oraciones.
Durante las tres semanas se encienden el resto de las velas hasta que, en la semana anterior a la Navidad, las cuatro velas están encendidas.
La tradición del Adviento tiene orígenes propios, hace dos mil años. Para poder ayudar a los fieles, en su mayoría dedicados a la agricultura, el calendario de la iglesia, al igual que el de los judíos, musulmanes y paganos era estacional en aquellos tiempos, combinando las fechas señaladas, celebraciones y rituales con las labores propias de sus creyentes.
El Adviento coincide en el hemisferio norte con el invierno, que preceden a la Navidad.
El anillo o corona de ramas de árbol perenne decorado con velas era un símbolo en el norte de Europa mucho antes de la llegada del cristianismo, que al igual que con otras tradiciones acabó siendo integrado en su simbología de la iglesia.
Simbología: La simbología original es bastante universal y primitiva.
Cuatro velas decoran la corona, cuyo color se corresponde con el de las vestiduras del sacerdote a lo largo del periodo de Adviento.
Tres colores litúrgicos se utilizan en la corona de Adviento: el morado, color de profundización espiritual y preparación en las velas correspondientes a las tres primeras semanas de Adviento: el color rosado se usa en la misa del Domingo Gaudete (la tercera semana de Adviento), y resulta de la mezcla del morado con el blanco, para indicar la cercanía de Navidad.
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