José Luis Segovia, Vicario Pastoral de la Archidiócesis de Madrid: “Decente es un trabajo que dignifica a la persona que lo lleva a cabo”

El 7 de octubre se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. Según la ONU, la promoción del respeto de los derechos laborales es un aspecto central de la labor del Pacto Mundial de las Naciones Unidas. El respeto de los derechos de los trabajadores y el cumplimiento de las normas laborales son la base del trabajo decente.

Desde la OIT se adopta el lema “Impulsar la justicia social, promover el trabajo decente”.

La Iglesia mundial, de la mano de sus papas, y la propia Iglesia española, defienden lo que hay detrás de este concepto y lo abrazan como una cuestión central en la sociedad y esencial para la vida de millones de personas.

Pero, ¿qué es exactamente el trabajo decente? ¿Cuál es su concepto para los cristianos? ¿Cómo se defiende desde la Iglesia Española?

Hablamos con D. José Luis Segovia, Vicario Pastoral de la Archidiócesis de Madrid, al celebrar los diez años de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.

Los cometidos de D. José Luis tienen que ver con ejercer de facilitador entre distintos órganos diocesanos. Desde la cercanía al arzobispo, se trata de articular la transversalidad pastoral en la archidiócesis. Así, en contacto con sus delegaciones, secretariados y otros órganos y realidades eclesiales, procurará una pastoral de conjunto armónica que responda a las necesidades de la evangelización en nuestro momento y haga visible una Iglesia en comunión, creíble y querible.

“Decente es un trabajo que dignifica a la persona que lo lleva a cabo”

D. José Luis Segovia, Vicario Pastoral de la Archidiócesis de Madrid, con el Papa Francisco. Foto: Cedida.

PREGUNTA. D. José Luis, ¿en qué momento dejó de ser el trabajo decente?

RESPUESTA. Trabajar es prolongar el designio amoroso y transformador de Dios y un modo de ganarse el pan y subvenir las necesidades propias y de la familia; el trabajo es una forma de participar de la obra creadora y humanizadora de Dios. Pero cuando pasa a ser un modo de perder la libertad (esclavitud) o se realiza en condiciones de opresión (explotación), o se impide el despliegue de otros aspectos de la persona y de la vida (unidimensionalidad), o se desarrolla en condiciones insalubres e inseguras (siniestralidad laboral) o el trabajador, por más horas que haga, no puede asegurar el sustento familiar, ni acceder a una vivienda digna (trabajo precario)… En ese momento y por múltiples causas, el trabajo deja de ser decente.

P. ¿Cuál sería entonces la definición, concreta y sencilla, de trabajo decente?

R. Decente es un trabajo que dignifica a la persona que lo lleva a cabo, que la “expresa” en su relación con la naturaleza, la historia y la sociedad. Permite desplegar las capacidades, competencias y habilidades de cada ser humano, asegurándole su realización personal, asegurando la calidad de vida del trabajador y de su familia, y se desarrolla en un contexto de cuidados y protección.

Para los creyentes expresa la respuesta a una vocación. El trabajo es una misión. Eso lo supo entender muy bien D. Abundio, y forma parte de vuestro carisma que hace del apostolado la razón de ser de las Hermandades del Trabajo. Las migraciones y las mujeres y los hombres migrados constituyen una riqueza y una imponente oportunidad si sabemos responder con audacia, solidaridad y creatividad a este desafío.

Decente es un trabajo que dignifica a la persona que lo lleva a cabo, que la “expresa” en su relación con la naturaleza, la historia y la sociedad.

D. José Luis Segovia y Rufino García visitaron la sede de Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid el 25 de abril para conocer los nuevos programas. Foto: HHT Madrid

P. El trabajo decente se extiende a varios ámbitos, como la salud laboral, sueldos dignos, jornadas de trabajo que no invadan la vida personal, conciliación, etc. ¿Es una responsabilidad solo de las empresas?

R. Evidentemente, compete a las empresas el cumplimiento de la normativa laboral y demandar su cumplimiento. Pero los derechos están más afianzados cuando se fundan en una malla tupida de actores con deberes. A la empresa se debe sumar el Estado. Este debe garantizar el cumplimiento de las leyes, la vigilancia de su efectividad, asegurar los derechos laborales y su expansión, la sanción en caso de su incumplimiento, etc.

Por su parte, los sindicatos deben mirar por los derechos de los trabajadores y cumplir con eficacia su cometido, teniendo siempre una especial predilección por los más vulnerables, incluso por los trabajadores extranjeros que están en situación de irregularidad administrativa. Finalmente, compete de un modo singular a los propios hombres y mujeres que desarrollan su actividad laboral y que son los primeros afectados por un trabajo no digno.

P. Por otro lado, tenemos el colectivo de autónomos, pequeños empresarios, con pocos o ningún empleado. ¿Cómo viven o pueden vivir ellos esta realidad?

R. Su situación se aproxima mucho a la de los propios trabajadores. El tejido productivo español es impensable sin el concurso de los autónomos, de los pequeños negocios unifamiliares y de las pequeñas empresas. Soportan unos costes fijos mayores que los de las grandes empresas (que negocian precios más baratos con los proveedores) y están sometidos a un régimen fiscal más exigente y con menos escapatorias, compiten con los grandes que pretenden expulsarles del mercado y suelen tener mayores problemas de liquidez, soportando mal la morosidad y siendo extremadamente sensibles a la subida de precios de luz, combustibles, etc. En el fondo, la única distinción es que trabajan para sí y no para otros.

El tejido productivo español es impensable sin el concurso de los autónomos, de los pequeños negocios unifamiliares y de las pequeñas empresas.

P. Es difícil visualizar una justicia social plena, aun en un solo país (puede ser el nuestro). ¿Cree que existirá en algún momento la justicia social universal?

R. Justicia es una palabra omnicomprensiva que se puede intercambiar en la Sagrada Escritura con Salvación y con Paz. Nunca se realizarán plenamente porque participamos del pecado original y la plenitud solo la regalará el buen Dios al final de los tiempos.

Sin embargo, eso no nos exime de que nuestro anhelo de paz, de justicia y de salvación se tenga que traducir en búsqueda incesante de los derechos de los trabajadores, mejoras en su calidad de vida y prestaciones sociales, etc. Es el “ya, pero todavía no” del Reino de Dios.

P. Los colectivos más vulnerables quizás se conforman con tener un trabajo, sea o no decente. ¿Ese será un freno para que las situaciones laborales injustas acaben?

R. No podemos culpabilizar a los pobres por su pobreza. Las personas en situaciones de vulnerabilidad, legítimamente, se agarran a un clavo ardiendo. Por eso es importante poner el foco en las relaciones laborales y en las estructuras sociales. Somos los demás y, particularmente, las autoridades los que hemos de impedir un abuso sobre las personas más frágiles que, a su vez, acaban fragilizando al sistema entero.

Lo que no hagamos por solidaridad y sentido de la justicia, debiéramos hacerlo por sentido común y hasta por interés.

La precariedad y la explotación ya no son exclusivas de los obreros no cualificados. La deshumanización del trabajo implica que el nivel de cualificación laboral no asegura necesariamente la decencia del trabajo.

Lo que no hagamos por solidaridad y sentido de la justicia, debiéramos hacerlo por sentido común y hasta por interés.

P. ¿Cómo trabaja la Iglesia desde la plataforma Iglesia por el Trabajo Decente en pro de este objetivo?

R. Hay que celebrar que sea una iniciativa de carácter transversal, como lo es el trabajo. Impulsado por las organizaciones promotoras a nivel estatal (Cáritas, CONFER, HOAC, JEC, JOC y Justicia y Paz), está abierto a ser replicado por otras entidades, diócesis, etc. Que se sume HHT les vincula el compromiso con la dignidad y el cuidado de las personas trabajadoras y la exigencia de un trabajo digno fuera, y también dentro de la Iglesia. Creo que ITD tiene un papel relevante en la concienciación de la comunidad eclesial, y la incidencia política para promover cambios legales y transformaciones estructurales.

D. José Luis Segovia y Rufino García visitaron Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid el 25 de abril. Foto: HHT Madrid

P. ¿Cómo viviremos este 7 de octubre? ¿Qué objetivos se plantean este año y cómo podemos contribuir los laicos?

R. Hay que recordar que se cumplen 10 años desde esta iniciativa. El Papa Francisco reclamó ante la OIT en 2021 contemplar la dimensión del cuidado con la perspectiva de un trabajo decente, incorporando el desafío intergeneracional y la apuesta por el cuidado de la tierra y un futuro sostenible.

El desafío demanda procesos, planificación de acciones múltiples con diversos actores. El 7-O es un recordatorio de la necesidad de un empleo decente todos los días. Tampoco hay que olvidar que la Doctrina Social de la Iglesia, además de apelar a la justa remuneración del trabajador (dimensión personal) apela también a la distribución justa de la renta (dimensión comunitaria).

El 7-O es un recordatorio de la necesidad de un empleo decente todos los días.

P. ¿Añadiría algún mensaje para Hermandades del Trabajo?

R. Sí. Celebro que las HHT se sumen y amplifiquen la ITD y, sobre todo, les pido que no renuncien a su vocación genuina que es la estrictamente apostólica, apostando por el mundo del trabajo y por los trabajadores precarios, representados en buena medida por personas migradas. Celebro mucho su acercamiento a la diócesis de Madrid, en particular al Secretariado de Pastoral del Trabajo a cuyo frente está Juan Carlos Antona y la Delegación de Migraciones con Rufino García Antón.

Una entrevista en la que conocemos mejor qué es el trabajo decente, como se concibe en la Iglesia y que podemos hacer todos para dignificar a los trabajadores y su labor, sea cual sea su origen o creencias y centrándonos, especialmente, en los más vulnerables.

José Luis Segovia también impartió una conferencia en junio de 2023: “La espiritualidad y compromiso del laico en la realidad temporal”, por D. José Luis Segovia Bernabé.

Puedes verla aquí.