Antonio Javier Aranda, director del Departamento de Pastoral del Trabajo de la CEE

Antonio Javier Aranda, director del Departamento de Pastoral del Trabajo de la CEE

Antonio Javier Aranda López es el director del Departamento de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española desde noviembre de 2020. Comprometido en lo social y en lo apostólico, desde muy joven se interesó por la realidad del mundo del trabajo. Un itinerario que le llevó a la HOAC, de la que es militante. Le entrevistamos en el marco de las XXXI Jornadas de Pastoral del Trabajo organizadas por la CEE -en las que también participó Hermandades del Trabajo- para que nos hable e informe del momento en que se encuentra el mundo del trabajo, los trabajadores y el papel de la iglesia en este ámbito social.

Pregunta: Antonio, ¿cómo llegó usted a implicarse en la pastoral del trabajo?

Respuesta: Vengo de un movimiento de comunidades cristianas, impulsado por los salesianos. Este movimiento promovía la pastoral juvenil con un carácter muy social. De ahí, me impliqué en la parroquia y en la asociación de vecinos. Esto abrió mi visión a lo social, y pasé a trabajar con personas adultas en un barrio de trabajadores. Comencé a encontrarme con la realidad del mundo del trabajo y, de manera natural, pasé a relacionar mi fe en dar una respuesta a esas situaciones. Conocí la Coordinadora de Pastoral Obrera, en los comienzos de la misma en España, alrededor del año 84. Luego llegué a la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y ahí sigo.

P. Cuando nos referimos a la pastoral del trabajo en España, ¿de qué estamos hablando exactamente?

R. Hablamos de la evangelización del mundo obrero. Es una preocupación, desde nuestra fe, en la vida que viven muchos trabajadores y en la que como iglesia debemos intervenir. Yo creo que la pastoral del trabajo es ser capaces de escuchar la voz, el sufrimiento, las esperanzas de los trabajadores y arrimarse para colaborar y acompañar en estas situaciones. Y, por supuesto, también el anuncio de que Jesucristo tiene una promesa de liberación.

P. Entonces, hablamos de una pastoral que se extiende toda la vida ¿verdad?

R. Sí. Trabajadores somos todos, en realidad. Aunque el trabajo humano es todo (colaborar gratuitamente, atender a la familia, participar en el barrio…), la pastoral del trabajo se fija especialmente en la relación económica, porque es ahí donde se dan una serie de injusticias, las que más nos preocupa atender. Es verdad que a veces marginamos un poco esta relación de trabajo humano sin relación económica, que es más de servicio o amor, pero no olvidamos que el trabajo va más allá de esa relación mercantil.

Entrevista Antonio Javier Aranda HHT

P. ¿Cuáles diría que son las principales heridas que tiene el mundo del trabajo en nuestro país?

R. Una herida central es la gran diferencia que hay entre las pocas personas que acumulan una gran riqueza y unos muchos que viven precariamente. Quienes más sufren son tres colectivos:

  1. El inmigrante, sobre todo aquellos sin situación regularizada, que son los que soportan verdadera explotación porque no se les respeta su dignidad ni sus derechos.
  2. Las mujeres. La conciliación familiar se hace muy difícil porque las tareas de cuidado recaen mayoritariamente sobre ellas, lo que las lleva a doblar su jornada y a sacrificar su carrera profesional. La sociedad no acaba de asumir que todos debemos ser responsables de los cuidados.
  3. Los jóvenes. Aunque son el futuro, la realidad social lo niega, ya que las dificultades para acceder al mundo laboral son grandes. El informe Foessa indica que los jóvenes, en España, empiezan a tener cierta estabilidad laboral a partir de los 40 años.

P. ¿Estamos contribuyendo desde la pastoral del trabajo a que se difunda el concepto de la DSI que nos
recuerda que la persona está en el centro?

R. Las personas implicadas en la pastoral del trabajo lo tenemos muy presente en nuestra acción. El desafío está en comunicar esta mentalidad a una sociedad que ofrece una visión completamente distinta, lo que a veces dificulta hacerse comprender.

P. ¿La pastoral del trabajo se está relacionando con sindicatos o con otras asociaciones, ajenos a la iglesia?

R. Sí, sí. La relación con sindicatos y organizaciones civiles y sociales es muy antigua. Los obispos crearon este departamento para tender puentes entre la Iglesia y el mundo del trabajo, lo que implicaba que los católicos teníamos que estar en esas organizaciones, relacionarnos y construir esos puentes.

Esta preocupación comenzó a aparecer en la Iglesia española después de la guerra. A partir del año 45, los obispos buscaron recuperar el mundo obrero, y fue entonces cuando se impulsaron movimientos católicos desde la Iglesia como la HOAC, la JOC y Hermandades del Trabajo.

Hoy en día, esa relación es estrecha. Por ejemplo, en el tema de la siniestralidad laboral, nos relacionamos con asociaciones como Avaela. También con la Asociación de Barrios Ignorados, que trabaja la situación de los barrios más empobrecidos, ayudándonos a acercarnos al mundo del trabajo desde las condiciones de vida más cotidianas. Asimismo, hay una gran preocupación por los trabajadores migrantes y temporeros. Son relaciones con asociaciones, no siempre creyentes, pero que se preocupan por los más vulnerables

P. ¿No está un poco desequilibrado el lugar de la Pastoral del Trabajo, en solo un departamento, siendo una de las preocupaciones prioritarias de la sociedad?

R. En nuestra opinión, sí. Insistimos en que el trabajo tiene que ser un tema transversal porque afecta a todas las pastorales: la de la salud, del mar (las
condiciones de vida de los trabajadores del mar son muy crudas), rural, y de familia… El futuro de las familias depende mucho de un trabajo digno que dé estabilidad. Si no se ofrecen otras ideas, el trabajo se reduce a un medio para tener dinero, y lo vocacional se pierde. La Doctrina Social de la Iglesia lo tiene muy claro, ya que el trabajo conforma la vida de la persona. Y la Iglesia la tiene muy en cuenta. El Papa Francisco nos dijo: “El gran tema es el trabajo”.

Antonio Javier Aranda Hermandades del Trabajo Madrid

P. ¿No cree que se está hablando más de trabajo desde la propia iglesia ahora?

R. Al menos, está cambiando el enfoque. En los años 45-50, la atención al mundo del trabajo se quedó muy en el ámbito de los movimientos. Pero a partir del año 94, con el documento. La pastoral obrera de toda la iglesia, se intenta extender al resto de la iglesia. La realidad es que ahora tienen delegación 39 diócesis, que están sensibilizando a las comunidades. El desafío actual es llevar esa pastoral del ámbito diocesano a la parroquia. Hay que sacar la pastoral del trabajo de la mera sensibilidad individual de obispos o párrocos. Es necesario reconocer que la Iglesia tiene que tener una preocupación constante por los más marginados, empobrecidos e injustamente tratados, condiciones que se dan en el mundo del trabajo.

P. ¿Qué iniciativas se están llevando a cabo desde Pastoral del Trabajo?

R. Desde el departamento se busca animar, acompañar, crear códigos de formación y cauces para una mirada compartida. Las diócesis son las que verdaderamente hacen pastoral: se relacionan con asociaciones, difunden la doctrina social de la Iglesia en las parroquias, e intentan llegar a los seminarios para sensibilizar a los sacerdotes

P. ¿Qué mensaje de esperanza le gustaría transmitir desde la pastoral del trabajo a los trabajadores?

R. Nuestra esperanza está en que vemos que los mismos trabajadores más excluidos y empobrecidos intentan organizarse: desde las Jornaleras
de Huelva, que acompañan a mujeres temporeras migrantes, o la de los trabajadores que han sufrido accidentes, o sus familiares, al sindicato de manteros de Barcelona. Son personas que viven en la marginalidad y exclusión y han descubierto que tienen que organizarse para que se les oiga y se les trate con la dignidad que se merecen. Creemos que este es un signo de esperanza.

Por Guadalupe Mejorado. 

La entrevista de Juan Carlos Carvajal Blanco ha sido previamente publicada en nuestra revista “A Hombros de Trabajadores”, N.º 25noviembre 2025, en papel y pdf digital.