“El problema de España es la baja productividad”, fue una de las afirmaciones de Cándido Méndez, exsecretario general del sindicato UGT y uno de los políticos de referencia en España, durante la presentación de su libro “Por una nueva conciencia social. Pasado, presente y futuro del empleo en España”, en nuestra sede de Hermandades del Trabajo de Madrid el 11 de septiembre.
Acompañado por los presidentes diocesanos, María de los Ángeles Sobrino López y José David Belén Medina, Cándido reconoce que la decisión de escribir este libro es fruto de un empujón y no de vocación. “ Yo soy un ágrafo fijo discontinuo”. En realidad, el empujón era doble, del corazón, pues le debía el reconocimiento a su padre, y porque un amigo le comentó que mejor que lo escribiera él porque si no lo haría otro. Una vez que se comienza, seguir es más fácil.
Además, “Yo soy fruto de la historia de España y de la historia de mi familia”.
Cambios en el modelo productivo
A la pregunta de José David Medina, de cómo era y ha sido el desarrollo de tu vida como sindicalista y cómo has percibido los cambios de modelo productivo, Cándido responde que el pueblo trabajador español alcanzó la democracia y tuvo que abordar un cambio brutal desde el punto de vista económico y desde el punto de vista democrático.
En el año 80, claro, los obreros fundamentalmente pertenecían a la industria, que fue sometida a un proceso de reconversión bestial. La empresa era la expresión del fruto de la convergencia entre trabajo y capital. Era un proyecto común compartido a través de lo que se puede denominar el conflicto cooperativo.
En aquel entonces, estar organizado y trabajar en la fábrica iba más allá del sindicato.
Ahora ha cambiado.
“Las estructuras económicas y empresariales han cambiado de manera radical en España. Ahora lo que tiene más peso, más del 70%, es el sector servicios. Y, las empresas han externalizado.”
“El trabajador, cuando llegaba a la empresa, si llegaba como aprendiz, sabía que tenía una carrera profesional. Cuando terminabas el aprendizaje, en algunas empresas entrabas como oficial de tercera y luego ya tenías tu carrera, podías llegar a contramaestre o, si estudiabas, a un puesto directivo. Eso se ha difuminado”, afirma.
Ahora los trabajadores son transhumantes, sin vinculación a la empresa. ¿Es culpa de los jóvenes? No, ha ocurrido un cambio brutal. El puesto de trabajo ya no se considera para siempre, y es muy difícil, además. La volatilidad en el empleo es brutal.
Jóvenes y mujeres, los más precarios
“En España, la mayoría de los trabajos son fijos, pero ¿quiénes padecen más la precariedad y temporalidad? Los jóvenes y las mujeres, los últimos en entrar al mercado de trabajo: los jóvenes por edad, y las mujeres porque en España, durante el franquismo, hubo restricciones para el trabajo. Ese es el tema.”
Cándido también se refirió a las nuevas generaciones, que aunque están más preparadas tecnológicamente, parecen estar más desvinculadas de las cuestiones laborales tradicionales. El trabajo ya no es considerado como una parte central de la vida para muchos jóvenes. Esto es un reto, pero también una oportunidad para revitalizar la lucha por los derechos laborales.
Con respecto a la idea de que la robotización o la inteligencia artificial vayan a sustituir completamente al trabajo humano, señala que los países más robotizados son los que más empleo generan, lo que nos debe llevar a reflexionar. Y la Inteligencia Artificial, aún no está claro cual va a ser su incidencia definitiva en la economía y el trabajo.
También se refirió Cándido a la renta básica universal, que no le parece una solución adecuada a los problemas actuales. Se decanta por el trabajo digno, bien remunerado y con derechos para el trabajador.
“El trabajo sigue siendo una parte central de la vida de las personas y es fundamental que sea digno y bien remunerado. Las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, deben complementar el trabajo humano en lugar de reemplazarlo por completo.”
El título del libro se refiere a una “nueva conciencia social”. Aclara Cándido que no se trata de reemplazar la conciencia de clase obrera tradicional, sino complementarla.
Esta nueva conciencia incluye un enfoque en la sostenibilidad y el reconocimiento de que el crecimiento económico infinito no es posible en un mundo con recursos finitos.
También se debe cambiar la visión de que Europa es el centro y reconocer que el mundo ha cambiado. “Las dinámicas de poder y riqueza se están desplazando hacia otras regiones, como Asia.”
Igualmente, hay que trabajar por conseguir la justicia económica global. Méndez habló sobre los países en desarrollo, el trabajo infantil y cómo estos países entienden que no se les permite seguir los mismos pasos de desarrollo que los países occidentales. Una vez que Europa ha alcanzado el tope de desarrollo y de bienestar, se permite ser estricta con ellos.
Critica que los países desarrollados, tras haber explotado a los niños, los recursos naturales, y a los trabajadores de otros países, ahora buscan imponer estándares éticos más altos. “Ellos se quejan de que les queremos quitar la escalera”.
Aboga por trabajar con países de América Latina y de África, mano a mano, colaborando para que el crecimiento de unos repercuta también en los otros.
Tras la presentación hubo un turno de preguntas de los asistentes que conllevaron interesantes respuestas.
La baja productividad española
Al acabar la presentación, hubo tiempo para un vino español durante el que Cándido firmó sus libros a los que lo solicitaron y siguió contestando algunas cuestiones que le presentaron los asistentes.