La #precariedadlaboral y si es o no una solución para salir de la crisis. Este fue el tema sobre el que giró un Café-Tertulia organizado por Pastoral del Trabajo en nuestra sede de Raimundo Lulio el pasado 1 de febrero.
Presentado por Juan Fernández de la Cueva, Delegado Episcopal de Pastoral del Trabajo y moderado por José Luis Palacios, redactor-jefe de Noticias Obreras. Contó con la participación de Isabel Vilabella, secretaria de Relaciones Laborales y Formación de UGT-Madrid. Belén Navarro, secretaria de Igualdad y Acción Social de USO-Madrid.
También estuvo Eva Pérez, secretaria de Empleo de CC.OO-Madrid y Monseñor Antonio Algora, responsable de Pastoral del Trabajo en la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar y obispo emérito de Ciudad Real.
El encuentro comenzó con la pregunta “¿qué modelo productivo está detrás de la precariedad?”, sobre el que se manifestaron los ponentes.
Isabel Vilabella, manifestó que “es un modelo que no sirve como soporte económico y además no es sostenible. Ya que se basa en la no-inversión, que es precisamente lo contrario a lo que hay que hacer. Especialmente en la industria, en la digitalización para aprovechar sus aspecto positivos y en cultura de calidad”.
Belén Navarro afirmaba que “este modelo favorece que nos encontremos con un panorama de trabajadores pobres, que no llegan a fin de mes.
De familias que no pueden mantenerse y necesitan el apoyo de los padres. O de los abuelos”, y de padres preocupados por un futuro que ven muy negro para sus hijos.
Por su parte Eva Pérez, estuvo de acuerdo con sus compañeras insistiendo, igualmente, en la importancia de la inversión para acabar con esta situación que no lleva más que a la pobreza.
¿Qué importancia dan los sindicatos e Iglesia al trabajo?
El trabajo es el elemento central de la sociedad, creador de riqueza y del avance del mundo. Son los trabajadores los que hacen avanzar la sociedad aunque no tienen el poder político ni económico sí tienen el de la fuerza laboral, afirmaban las ponentes.
Por eso hay que agruparse y organizarse, para evitar una sociedad empobrecida. Ciudades fantasmas de las que huye la gente y que las familias puedan tener hijos en entornos en los que haya actividad y formación.
Monseñor Algora afirmó que “los cristianos sabemos que la actividad humana es querida por Dios y que la persona debe estar en el centro. Y ésta, como sabe la Iglesia y Hermandades, no debe ser usada sino valorada”.
Puso como ejemplo el reciente conflicto de Figueruelas y la empresa Opel. Los trabajadores tuvieron que aceptar la congelación de salarios para preservar su modo de vida que, a su vez, influye en gran número de personas y empresas que se benefician o dependen indirectamente de ella.
“La tecnocracia no hace que se investigue el bien común sino que busca conseguir el precio más barato para la empresa”, afirmó.
En estas condiciones de precariedad ¿qué se puede hacer por la calidad del empleo?
Las ponentes manifestaron que el primer paso es perder el miedo a qué puede pasar con nuestro puesto de trabajo. Dejar el individualismo al que nos empujan en la empresa, prometiéndonos mejores condiciones, y asociarnos y organizarnos. Lo que viene a ser, en definitiva, la base del trabajo de un sindicato.
“Debemos organizarnos para defender nuestros derechos colectivamente y trabajar para derogar una ley y una reforma laboral que nos ha dejado “a los pies de los caballos”.
Los trabajadores deben actuar en varios niveles: productivo, para evitar la búsqueda del beneficio rebajando salarios y derechos. Invertir en el sector de la cultura y los medios de comunicación y en investigación”.
Otro problema es que no hay conciencia de lucha ni de organización. Esto ha propiciado el nacimiento de empresas de servicios y multiplataformas que generan contratos de “falsos emprendedores autónomos”. Una figura que se está generalizando entre los jóvenes.
Es prioritario acabar con el fraude y concienciar de que la precariedad laboral es inaceptable e insostenible
Hay preocupación eclesial por el trabajo decente. Se pregunta Monseñor Algora que, “si la sociedad sabe que las reformas de 2010 y 2012 son malas, ¿por qué no se ha hecho nada?. Preguntarnos sin buscar culpables, porque, desgraciadamente, el trabajador precario se autoculpabiliza, pensando que no sirve, que es problema de él”.
Debemos descubrir la mentalidad que se nos ha impuesto y plantearnos cómo hacer una “conversión, un cambio de los hábitos de vida”.
¿Qué hacen los sindicatos contra la precariedad?
Principalmente, las ponentes de los tres sindicatos apuntan que:
- Acompañar a los trabajadores y ofrecer servicios jurídicos ya que estamos especializados en estas situaciones.
- Trabajar con sectores de trabajadores castigados, como es el caso de las empleadas del hogar, para que se dignifique su trabajo.
- Trabajar para crear estructuras y organizar los centros de trabajo con trabajadores que puedan sumarse al sindicato y colaboren en la defensa de otros compañeros.
- Avanzar en criterios más allá de los salarios, en la negociación colectiva, el diálogo social y para limitar la temporalidad.
- Garantizar ingresos mínimos para los trabajadores en peores condiciones.
- Incidir en la importancia de la salud laboral y prevención de riesgos.
- Fomentar la fuerza organizativa, que es vital para conseguir todo lo anterior.
La Iglesia, por su parte, agradece el trabajo que hacen los sindicatos. Así mismo intenta fomentar esta conciencia apostando por lemas y líneas de trabajo como #Iglesiaporeltrabajodecente. Apostando por la austeridad y un estilo de vida que nos permita mirar al otro como un hermano con derechos y necesidades reales.
Los sindicatos, los tres, apuestan por llegar a la gente que no está en el sistema. Que no se va a afiliar, que no tienen medios por culpa de esta precariedad. Es el caso de los trabajadores temporales o los que permanecen en la economía sumergida.
También, intentar (aunque es difícil por sus propias estructuras) acercarse a aquellos trabajadores de PYMES y micropymes que no tienen estructura sindical. La mayor parte de los afiliados sindicales está en las grandes empresas.
Iglesia y sindicatos: apuesta por vías de colaboración
“Es deseable una vía de colaboración de sindicatos e Iglesia, buscando líneas comunes con las que se pueda ir trazando un camino y aprovechar sinergias. Ya que la dignidad humana está siendo pisoteada por la precariedad laboral y debemos sumar fuerzas. Al igual que debemos educar a la población para que quiera y pueda recuperar las ganas de luchar por sus derechos”, afirmaron las representantes sindicales.
Terminaba Monseñor Algora citando las palabras del Papa Francisco en el Encuentro con Sindicalistas y Movimientos Obreros del pasado mes de noviembre.
“Los sindicatos y movimientos de trabajadores por vocación deben ser expertos en solidaridad. Pero para aportar al desarrollo solidario, les ruego se cuiden de tres tentaciones. La primera, la del individualismo colectivista, es decir, de proteger sólo los intereses de sus representados, ignorando al resto de los pobres, marginados y excluidos del sistema. (…)
Mi segundo pedido es que se cuiden del cáncer social de la corrupción. Así como, en ocasiones, «la política es responsable de su propio descrédito por la corrupción», lo mismo ocurre con los sindicatos. (…)
El tercer pedido es que no se olviden de su rol de educar conciencias en solidaridad, respeto y cuidado. La conciencia de la crisis del trabajo y de la ecología necesita traducirse en nuevos hábitos y políticas públicas “. (Mensaje del papa Francisco al Encuentro Internacional de Organizaciones Sindicales. 23-24/11/2017)”.
Un Café-Tertulia muy interesante en el que se reafirmaron puntos de vista y opiniones. Se encontraron muchas líneas en común sobre las que ya se puede (de hecho se hace) trabajar. Se trata del bien común de los trabajadores y es preciso intentar que la precariedad laboral se convierta en una lacra perseguida en lugar de una realidad aceptada.