Así fue la Eucaristía por el XXXIV Aniversario de D. Abundio García Román, 30 de noviembre

El cardenal D. José Cobo Cano, Arzobispo de Madrid, presidió el 30 de noviembre de 2023 la Eucaristía por el XXXIV Aniversario de D. Abundio García Román, siervo de Dios y fundador de las Hermandades del Trabajo.

Previamente, el día 29 de noviembre, asistimos a la Conferencia ¿necesita santos nuestro mundo de hoy? impartida por D. Alberto Fernández Sánchez, Delegado Episcopal para la Causa de los Santos.

Fue una Eucaristía muy emotiva, de reencuentro con el que fue, en 1995, viceconsiliario de Hermandades del Trabajo del Centro de Madrid, y de recuerdo del fundador. Muchos de los asistentes a la Eucaristía ya conocían a D. José Cobo de esos años y han recibido su nombramiento  como Arzobispo de Madrid con gran alegría.

El Cardenal José Cobo en un momento de la Eucaristía. Foto HHT Madrid

La tarde, muy lluviosa, no acompañaba; sin embargo, el ambiente fue cálido y de cariño hacia el que recordamos como el sacerdote, joven y amable, que ya se hizo querer entonces.

También se unieron y concelebraron quince sacerdotes con distintos cargos en nuestra Archidiócesis: el Vicario por el clero, los consiliarios de HHT, nacional y diocesano, así como los viceconsiliarios del Centro de Madrid. Asistieron  los exconsiliarios, el director del Secretariado de Pastoral del Trabajo, Delegado Episcopal de Movilidad Humana, Delegado Episcopal para la Causa de los Santos, entre otros.

Foto de los sacerdotes celebrantes junto al cardenal antes de la Eucaristía. Foto HHT Madrid

En su homilía, Monseñor Cobo recordó a D. Abundio, su carisma, su fidelidad a la Iglesia y cómo, con pocos medios y en una sociedad que no pocas veces era hostil a la Iglesia y a la figura de Jesús, supo poner en marcha una obra ejemplar.

También llamó a seguir la senda que el fundador inició adaptándola a los nuevos tiempos, con nuevas ideas y nuevas maneras.

Señaló que ahora hay muchas necesidades que, sin ser iguales, son las mismas. Como las de los migrantes, que antes eran españoles que venían a las ciudades. Hoy son desplazados que, por distintos motivos, llegan de otros países. Y la Iglesia debe estar ahí.

El Cardenal José Cobo durante la homilía. Foto HHT Madrid

Tuvo palabras para destacar, igualmente, la importancia de la militancia, “aunque sea una expresión que suene rara en estos tiempos”, porque es la base del compromiso.

Terminó con una llamada a la esperanza, a la fe en que lo que hacemos es por la fe en Jesús y por el bien de una Iglesia comprometida con los menos favorecidos. Nos invitó a que, de verdad, podamos convertirnos en “pescadores de hombres”.

A continuación, podéis leer la homilía completa

Homilía completa del Cardenal José Cobo Cano, Arzobispo de Madrid, en el XXXIV Aniversario de D. Abundio García Román, siervo de Dios y fundador de las Hermandades del Trabajo.

“Aquí, junto a la tumba de D. Abundio, volvemos a escuchar la voz del Señor: “venid y os haré pescadores de hombres”. También D. Abundio, sintió la llamada a ser sacerdote, y dentro de esa vocación, acogió el clamor del mundo de los trabajadores de esos años y de su necesidad de evangelización y promoción integral.

Hemos conocido a un D. Abundio común, cura de Madrid, y muchos de los de aquí lo habéis vivido. Yo lo conocí a través de vosotros, justo en los primeros años de sacerdote, cuando compartí mi ministerio en esta casa. Hemos conocido cómo hay personas que se cruzan en nuestras vidas, bien directamente, bien formando parte de nuestro presbiterio, bien porque otros cuentan su vocación: personas que marcan el futuro y que constituyen la iglesia.

“Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”, nos dice el Evangelio. Y esta frase es contundente y habla de la importancia que tiene la radicalidad en la vida y sobre todo de la respuesta que en cada momento debemos dar al señor.

Y ese inmediatamente también nos interpela y nos vincula y después de muchos años, nos vuelve a reunir aquí por lo fundamental, porque queremos seguir a Jesús y queremos escuchar la llamada que, a día de hoy, sigue haciendo a su iglesia y la llamada a la que nos ha predispuesto escuchar personas y gente de nuestra Iglesia, como D. Abundio, que nos han preparado pa a escucharla hoy.

Treinta y cuatro años después de su muerte, las Hermandades del Trabajo, fieles al carisma de D. Abundio, no pueden sino “ponerse a tiro de Dios“ de nuevo, para que después de este tiempo, con la que estar cayendo (y no solo la lluvia) en nuestro tiempo, volver a escuchar: venid, venid, y volver a responder inmediatamente, para recrear todo aquello que han preparado los que han vivido antes de nosotros, y todo aquello que también soñó don Abundio, dando respuesta, de forma nueva, porque esto ha cambiado mucho, a las necesidades del mundo del trabajo en esta época, tan globalizada y tan distinta. 

D. Abundio solía repetir que él era el pasado, pero que el futuro eran las Hermandades. El detectó una llamada en un tiempo concreto, con necesidades concretas. Él detectó la falta de servicios en nuestro Madrid y en nuestro mundo; detectó la necesidad de agrupar a los trabajadores; detectó la necesidad de servir, que fuéramos una Iglesia que sirviera a las necesidades de los trabajadores. 

Era un Madrid de migración interna, donde veníamos muchos de muchos lugares, donde no había vivienda, donde había que organizar muchas cosas… Y ahí, D. Abundio sintió que tenía que estar la Iglesia, en aquel  momento, respondiendo a las necesidades de aquella migración interna de españoles.

Justa, del equipo de la Fundación, leyó las preces.

Hoy, el tiempo ha cambiado, pero hay muchas necesidades iguales. Hoy llega a Madrid, también como en aquellos años, mucha gente. Ahora son desplazados internacionales y también ahora es un desafío,  agrupar y servir, dar futuro a los que llegan, a aquellos que soportan una precariedad laboral y legal, a aquellos que soportan la necesidad de agruparse y de hacerse paso en nuestra sociedad.

Por otra parte, D. Abundio supo recoger la unión que da la fe, y lo importante que era la vida de fe para aquellos que llegaban. No podemos olvidar que muchos de los migrantes de hoy participan, y siguen participando de nuestra fe, y que nos exige seguir dando respuesta para cuidarles y acompañarles espiritualmente, en la formación religiosa, y dar cuenta de estos retos que siguen siendo prioritarios: agrupar y servir, como en aquellos años. 

La respuesta que propuso D. Abundio, en aquellos años también importantes, era una respuesta comunitaria, en clave de Hermandad, quizás es una clave también para nuestro tiempo. 

Él quiso que aquellos que estaban tuvieran una formación especializada en Doctrina Social de la Iglesia, en la Pastoral. Social para que así pudieran dar respuesta. Eso es lo que estáis haciendo, y siempre en la comunión de la Iglesia. Siempre.

Si algo caracteriza a D. Abundio es el sentirse dentro de la Iglesia, dentro del presbiterio de Madrid. Tenía muy claro que las Hermandades están al servicio de la Iglesia y que el servicio es siempre comunitario.

Hay otra clave de D. Abundio que no podemos olvidar y es la militancia. Quizás ahora suene raro. Quizás hay que traducirlo, pero sin militantes que convoquen a futuros militantes no iremos hacia delante. La militancia es el reto del seguimiento, y lo que nos dice ahora, seamos muchos o pocos, fuertes o débiles, es lo mismo -los apóstoles eran doce nada más. Pero tuvieron claro esa fuerza de la militancia que sabe que hay que hay que responder de forma nueva, sin miedo, nueva, a retos nuevos, no vale hacer lo de toda la vida. Una militancia misionera del futuro.

Los retos misioneros son retos nuevos. La misión es lo prioritario. Militantes misioneros que saben que están en una diócesis.Los carismas no son para nosotros, no solo para Hermandades, sino para que crezca toda la Iglesia.

Mons. Cobo saludando al presidente del Centro de Madrid, José David Belén, y a la presidenta nacional, Emilia Sicilia.

A veces no sabemos en que van a beneficiar pero sabemos que todo don y carisma es una siembra de eclesialidad. Comunidad, militantes y, algo que tenía muy claro D. Abundio: siempre, con la Palabra de Dios. Dificultades, sí, pero siempre con el evangelio en la mano.

Queridos hermanos, ahora hay tiempos nuevos. Después de estos 34 años somos enviados por el Señor con todo el proceso que estamos atravesando. El Señor  es el que nos acompaña y nos pide que prolonguemos la obra de D. Abundio en este momento histórico.

El siervo de Dios Abundio, fue un adelantado a su época, lo sabemos, pero no podemos quedar hipotecados por el tiempo, por el “en tiempos pasados sí que fue mejor”. Tampoco vamos a ser ingenuos pensado que las soluciones van a venir del cielo sin más. Tendremos que ponernos a ello.

Pero si D. Abundio fue un auténtico precursor del Concilio Vaticano II, si él supo fundar esas Hermandades basadas en la eclesialidad y la corresponsabilidad de todos los bautizados, esa es una clave muy necesaria a seguir.

Si él fue capaz de dar responsabilidad a las mujeres de forma fortísima en aquel momento, ese es un principio que no podemos renunciar; si él fue capaz de generar una organización novedosa, estructurada por profesiones y empresas, eso sí podemos seguir acogiéndolo: acojamos la fuerza motriz que el inició y respondamos de forma nueva a lo que el Señor nos pide.

Es el Señor el que nos dice: responded y el que nos dice que no vale esperar: inmediatamente, inmediatamente, ir adelante, portando a hombros a los trabajadores, acompañándolos y llevándolos en el corazón con todo lo que ha movido esta casa y a estas Hermandades toda la vida.

Hoy celebramos la fiesta de San Andrés discípulo de San Juan Bautista, al que la tradición llama “el Primer llamado”, el que convenció a su hermano a seguir también al Señor. Esto nos anima, ahora nosotros, con la militancia en el corazón, a seguir  llamando a otros y a proponer nuestra vida y a amar uno a uno, con creatividad, y fiándonos de la mano que nos da la Iglesia.

Sed militantes, e inmediatamente pongámonos en marcha. Vamos a movernos, sin olvidar la vida teologal que nos permite seguir a Jesus en medio de las dificultades; movernos e inmediatamente responder cuidando la escucha de la palabra y la celebración de los Sacramentos.

Queridos amigos y amigas, celebramos que tenemos una siembra preciosa de estos años, pongamos hoy ante el altar, la vida del Siervo de Dios, Abundio, y demos gracias a Dios por ella. 

Y pidamos al Señor que multiplique en nosotros el celo militante y apostólico para evangelizar el mundo del trabajo, a cada trabajador y trabajadora; evangelizarlos con el sentir profundo de la Iglesia y es deseo ardiente de seguir al Señor hasta el final como hizo San Andrés apóstol.

Seguro que hoy cada uno de nosotros puede escuchar de forma nueva: venid y os haré pescadores de hombres, porque este es el Evangelio que el Señor pronuncia hoy sobre cada uno de nosotros.

VIDEO DE LA EUCARISTÍA: