P. Edwar Tito García Adrianzén SJ: “Hay un antes y un después de los Ejercicios Espirituales, si se han hecho de manera consciente”

El P. Edwar Tito García Adrianzén SJ acompañó como director de los Ejercicios Espirituales Ignacianos a un grupo de Hermandades del Trabajo de Madrid en julio de 2025. Como jesuita, realizó estudios de Teología en la Universidad Gregoriana de Roma. Es licenciado en Teología Espiritual y Máster en Espiritualidad Ignaciana por la Universidad Pontificia de Comillas.

Ha trabajado en los colegios del movimiento Fe y Alegría y en la formación de sacerdotes diocesanos y religiosas. En la actualidad, es formador en el Noviciado jesuita “San Ignacio” en Quito (Ecuador), donde realiza su labor pastoral. Conoce desde hace años esta obra de Hermandades del Trabajo, fundada por el siervo de Dios Abundio García Román en España y en América.

Los Ejercicios comenzaron a prepararse desde enero, con una charla, un Taller y un fin de semana sobre el tema de la Espiritualidad Ignaciana, que impartió D. Josep Giménez Meliá S.J., y culminaron con los Ejercicios Espirituales que se desarrollaron durante ocho días en Cantabria, del 30 de junio al 7 de julio de 2025.

Hay un antes y un después de los Ejercicios Espirituales, si se han hecho de manera consciente. Mis primeros ejercicios fueron un don de Dios, en un tiempo en el que buscaba respuestas que me ayudaran a orientar mi camino personal y profesional.

Pregunta: Tito, ¿cuál es la diferencia que define a los Ejercicios Espirituales ignacianos?

Respuesta: Ante una realidad donde se vive a ritmo frenético, de insatisfacción, impregnado de un espíritu consumista y de superficialidad, se suscita en muchas personas la búsqueda de una espiritualidad que le ayude a trascender la agitación y el cansancio de la propia vida para darle sentido a su existencia. Sin embargo, no siempre las respuestas a estas aspiraciones contribuyen a encontrar profundidad y sentido. Por el contrario, puede llevar a una evasión de la realidad, de la responsabilidad de la propia persona, del empeño de ayudar al prójimo y, en muchos casos, a buscar una satisfacción subjetiva antes que un compromiso generoso por los demás.

Los Ejercicios Espirituales ignacianos, por el contrario, buscan, como Jesús, una experiencia de intimidad con Dios que suscita el deseo de hacer su voluntad. Una experiencia que lleva amar y servir en todo. Este modo de orar busca integrar la historia personal, a ordenar los afectos y afinar los sentidos para estar atentos a Dios y abiertos a sus llamadas, dejando que el Espíritu guíe hacia la voluntad de Dios. Es decir, que son una propuesta espiritual tan actual para los tiempos de hoy.

P. El grupo de HHT que ha participado ha ido preparándose durante todo el año. ¿Por qué es necesaria esta preparación?

R: Pedro Fabro, primer compañero de Ignacio de Loyola de quien decía era el que mejor daba los ejercicios Espirituales, cuenta en su memorial que hizo los Ejercicios después de tres años de preparación bajo la guía del propio Ignacio. Esta experiencia espiritual, si se quiere vivir con mayor hondura, precisa de un tiempo de preparación, no solo para conocer el lenguaje espiritual de consolaciones o desolaciones, sino para comenzar a vivir la experiencia de oración personal en contacto con la historia personal, el conocimiento de la sagrada escritura y para ir encontrando luz sobre las propias búsquedas.

El grupo de HHT Madrid que participó en los Ejercicios Espirituales Ignacianos que dirigió el Padre Tito García SJ, en Cantabria.

P. ¿Hay un tipo de persona, de momento vital o espiritual, de conocimientos que haga más recomendable sumarse a ellos?

R: Los Ejercicios Espirituales pueden ser adaptados “según la disposición de las personas” [EE 18]. Pueden ser ejercicios de iniciación para quienes tienen interés en la vida espiritual. De profundización para los que ya tienen un camino de fe o quieren retomar su relación con Dios. Un tiempo de discernimiento para aquellos que quieren tomar decisiones o hacer elección de vida. O simplemente para los que busquen un sentido a la propia vida.

Lo más importante es tener deseo y libertad para vivir la experiencia, con apertura de corazón. Se pueden, también, hacer adaptados al ritmo del trabajo, las obligaciones y en los contextos personales siguiendo el método de los Ejercicios en la Vida Diaria. Estos consisten en hacer un espacio para la oración, cada día, bajo la guía y el acompañamiento de un director de ejercicios que conozca el itinerario y el método.

P. Padre, ¿qué impacto tuvieron los Ejercicios Espirituales en su propia vocación? ¿Puede compartir una anécdota de su primer retiro?

R: Hay un antes y un después de los Ejercicios Espirituales, si se han hecho de manera consciente. Mis primeros ejercicios fueron un don de Dios, en un tiempo en el que buscaba respuestas que me ayudaran a orientar mi camino personal y profesional. Hice la experiencia bajo la guía de un padre jesuita. Fue el inicio de una peregrinación interior y una mudanza exterior. Una experiencia que orientó mi búsqueda hacia un sentido mucho más pleno de la propia existencia. Un camino de reconocimiento, aceptación y reconciliación conmigo mismo, con Dios y con los demás. Una búsqueda confiada de la voluntad de Dios que puso los cimientos para mi vocación jesuita.

“Los Ejercicios son todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo, como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos” (MI, v.1, p.113)

P. ¿Cómo surgieron los Ejercicios de san Ignacio y qué los hacía novedosos para su tiempo?

R: Son fruto de la experiencia personal de búsqueda y encuentro de la voluntad de Dios en Ignacio de Loyola. El libro de los Ejercicios Espirituales plasma el peregrinar interior y la acción de la gracia de Dios, que tuvo a bien, dejar por escrito a modo de instrucciones y reglas para que otros puedan vivir la experiencia. La novedad fue la fundación de la Compañía de Jesús por un grupo de diez jóvenes universitarios en París que vivieron la experiencia y cambiaron el rumbo de sus vidas y de la historia.

Una institución religiosa con un carisma que respondía a las exigencias de los tiempos y cuya impronta misionera renovó la Iglesia y el modo de vivir la vida religiosa y el compromiso laical. A muchos laicos, también, Ignacio dio los ejercicios. Por ello Ignacio señalaba: “Los Ejercicios son todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo, como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos” (MI, v.1, p.113).

26 de junio 2025, Cenáculo misa presidida por el P. Edward Tito García y concelebrada con P. Ramón Llorente y P. Andrés Arcila, felicitando su cumpleaños a este.

P. ¿Qué invitación haría a quien nunca ha hecho Ejercicios?

R: La tradición cristiana tiene una fuente inagotable para vivir la experiencia espiritual como camino hacia Dios y a los demás. Los Ejercicios durante casi cinco siglos han ayudado y siguen ayudando a muchos cristianos a vivir de una manera renovada, confiada, agradecida y comprometida. Bajo la acción del Espíritu pueden vivir una vida más plena, más honda y confiada. Toda peregrinación comienza con el primer paso, tú tienes la oportunidad de darlo.

P. ¿Cómo valora esta experiencia con Hermandades del Trabajo?

Muy positiva. Una gracia de Dios para Hermandades de Trabajo en este proceso de renovación institucional y espiritual. Todo proceso institucional inicia y termina en la persona. Por esta razón, felicito al consiliario de Hermandades que desde hace dos años ha venido buscando la manera que los directivos y los miembros de las HHT tengan la oportunidad de vivir esta experiencia como fraternidad que trabaja y ora unida, según el deseo del fundador. Ha sido la oportunidad para poder orar juntos y discernir la voz de Dios que invita a seguir tras las huellas de su Hijo para responder con fidelidad creativa a los desafíos de hoy.

 

Por Guadalupe Mejorado

La entrevista al P. Edwar Tito García Adrianzén SJ ha sido previamente publicada en nuestra revista “A Hombros de Trabajadores”, N.º 22. Septiembre 2025, en papel y pdf digital.