El 18 de noviembre de 1994, la Conferencia Episcopal Española aprobaba y se congratulaba de presentar el documento denominado “La Pastoral Obrera de toda la Iglesia”.
Actualmente, puesto que nos encontrarnos en noviembre de 2019, estamos celebrando el 25 aniversario de este documento y, de hecho, en las Jornadas Generales de Pastoral Obrera de 2019, que se celebrarán del 29 de noviembre al 1 de diciembre, van a versar de modo monográfico sobre esta efeméride: las jornadas se convocan bajo el eslogan: “La pastoral obrera de toda la Iglesia a los 25 años de su publicación”.
Hermandades del Trabajo
Hermandades del Trabajo, pertenece a la Pastoral Obrera y del Trabajo, motivo por el cual, además de invitar a leer esta declaración, en particular y a conocer más sobre la Pastoral del Trabajo, en general. Debemos tener muy claro, que si los creyentes nos abstenemos de llevar la buena nueva del Evangelio a los trabajadores y no vemos la importancia de tener unas estructuras laborales conforme a la dignidad de la persona; cabe la posibilidad de que ese vacío lo llenen otros y la realidad de lo laboral -parte indispensable para la familia-;no se desarrolle conforme a la dignidad de todo hombre y de toda mujer bien porque se busque el enfrentamiento de clases sociales, bien porque se conciba el valor del trabajador por lo que produce o por lo que consume o bien sea por cualquier otra concepción alejada de la antropología cristiana.
Características de la Pastoral Obrera
Dice el documento: “Fiel a la voluntad de su Señor, toda la Iglesia ha de sentirse y ha de mostrarse corresponsablemente unida, también en el testimonio cristiano, en el servicio evangélico a los trabajadores y también a la voluntad transformadora de esas condiciones sociales que tan directamente afectan al mundo del trabajo”.
Y define cuales son las tres características que definen a la Pastoral Obrera y del Trabajo:
Obra de toda Iglesia
Es obra de toda la Iglesia, es decir, aunque ahora no tengamos la importancia que nos merecemos, es una labor de evangelización que implica a todos los creyentes. A cada quien, según su puesto y sus responsabilidades, también según sus actitudes y aptitudes. Es una labor que no es incompatible con la vocación específica con la que hemos sido bendecidos, puede cambiar la intensidad y la dedicación, pero nunca se justifica la indiferencia. Frente a esto, los que estamos más de lleno, tampoco nos exime de una constante labor de mejora y de autocrítica constructiva para saber llegar a todos con acierto.
Necesaria en la actividad pastoral de la Iglesia
Es especialmente necesaria en la actividad pastoral de la Iglesia porque los trabajadores son mayoría en nuestra sociedad y entre los bautizados. Vivir ajenos al mundo del trabajo, sería -cuanto menos- poco estratégico y menos inteligente. Además, si somos fieles a la “opción preferencial por los más pobres”, según proclamó san Juan Pablo II. Hay muchas personas en situación de vulnerabilidad, cuyas circunstancias de pobreza, se explican desde la ausencia o la precariedad laboral.
Complejidad del mundo del trabajo
Es un pastoral específica porque el mundo del trabajo es complejo y está en constante cambio. Además, es profundamente plural y conlleva realidades muy distintas. Hay pobreza y desigualdad pero también hay altas instancias donde se toman decisiones que olvidan que la persona está por encima del beneficio económico. Esto significa que necesitamos formarnos, adquirir conocimientos y cultivar habilidades sociales. De igual forma, las iniciativas pastorales deberán ser ordenadas y metodológicas. Siempre, una labor que emprenderemos con suma tranquilidad porque vivimos nuestro compromiso como enviados.
Texto: María José Plaza Bravo, Presidenta Diocesana de Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid