Este mes entrevistamos a María de los Ángeles Sobrino, elegida recientemente como Presidenta Diocesana del Centro de Madrid de Hermandades del Trabajo. Repasamos con ella su trayectoria en este movimiento de trabajadores para trabajadores, sus retos, ilusiones y su opinión sobre el momento que vivimos en la sociedad del siglo XXI.
María de los Ángeles es Doctora en Historia del Arte, trabaja en el Museo del Prado y desde muy joven, con algún paréntesis, ha desarrollado distintas labores en el Centro de Madrid, en la Hermandad de Funcionarios, los Departamentos de Turismo, Cultura y Deportes y Formación Profesional. El nombramiento ha sido ratificado por el Cardenal Arzobispo de Madrid, D. José Cobo (11 de marzo de 2024). Comparte la presidencia diocesana con José David Belén Medina.
Pregunta. María de los Ángeles, tus circunstancias personales influyeron en la elección de tus estudios, pues creciste en el Museo del Prado. ¿Fueron esos estudios los que te trajeron a Hermandades del Trabajo de Madrid?
Respuesta. Sinceramente, sí. Me emociono al recordar con cariño y agradecimiento aquel día del mes de septiembre de 1987 en que, en compañía de mi madre, crucé por primera vez el umbral de la puerta de Juan de Austria, 9. En la Hermandad de Funcionarios fuimos recibidas y acogidas por dos mujeres excepcionales. Con mucha timidez, les dije que quería colaborar porque una compañera de la facultad me había dicho que en Hermandades necesitaban voluntarios. Me preguntaron: ¿en qué quieres colaborar? Respondí: No sé. Entonces no sabía nada de Hermandades. Solo conocía las maravillosas instalaciones del Estadio San Miguel y la Cooperativa San José.
Las dos mujeres que el Señor puso en mi camino fueron: Josefina Hermoso y Josefa Rubio, Vocales de Turismo y de Cultura y Arte, respectivamente. Al constatar mi timidez me preguntaron qué estudios estaba realizando. Y al responder Geografía e Historia, en la especialidad de Historia del Arte, fue muy curioso porque ambas se me “disputaron”. Y así comenzó mi colaboración con Hermandades del Trabajo de Madrid.
Todo el que me conoce sabe de mi amor y gratitud a esta Obra. Lo vivido en el Centro de Madrid ha marcado mi vida. Siempre digo que lo que soy personal y profesionalmente se lo debo al espíritu de D. Abundio, pero ahora sé que, sobre todo, se lo debo al Señor que se hizo el encontradizo conmigo siendo tan joven, aunque entonces no lo reconocí, como les sucediera a los discípulos de Emaús. Y lo sigue haciendo día a día.
P. Tras unos años desvinculada de HHT Madrid por tus circunstancias personales, te reincorporaste en 2020, aceptaste el compromiso de la militancia en junio de 2022 y meses después asumiste la representación de la Hermandad. Las cosas han cambiado mucho en esos años de ausencia. ¿Cuál consideras que es la prioridad de nuestro movimiento en estos momentos?
R. Desde mi posición actual como dirigente comprometida y responsable, considero que la prioridad del movimiento en estos momentos es reforzar y revitalizar la militancia para crear una sólida comunidad cristiana capaz de formar dirigentes competentes que lideren el movimiento sin olvidar el carisma y los valores evangélicos. Vivimos un momento histórico en el que asistimos a un cambio de época y de paradigmas que afectan a la sociedad y, como no podía ser de otra manera, también al ámbito laboral.
Vivimos un momento histórico en el que asistimos a un cambio de época y de paradigmas que afectan a la sociedad y, como no podía ser de otra manera, también al ámbito laboral.
P. En este abril de 2024, desde lo que es Hermandades y donde está, ¿cómo animarías a otros laicos para que se unan a nosotros en la pastoral del trabajo?
R. Los animaría diciéndoles: Si queréis seguir a Jesús aportando vuestro granito de arena en el mundo del trabajo, tenéis que ser generosos, valientes, no tener miedo y confiar en el Señor, porque Él da todo lo necesario.
Merece la pena servir a nuestros hermanos trabajadores, cada uno con nuestros dones y desde nuestras posibilidades. Hemos de ser agradecidos porque lo que hemos recibido gratis, hemos de entregarlo gratis y con alegría. Hoy, muchos hermanos y hermanas se enfrentan a retos que suponen dolor y sufrimiento, ¡qué oportunidad la nuestra para ofrecerles “la fortaleza de la fe, la alegría de la esperanza y el calor de la caridad”!
P. Y la Iglesia, ¿cómo debe cambiar, adaptarse o dar un paso adelante en la pastoral del trabajo?
R. En un mundo cada vez más secularizado, la Iglesia va dando pasos para afianzar la pastoral del trabajo, favoreciendo el trabajo conjunto con otras pastorales, dando mayor visibilidad a los jóvenes y las mujeres y compartiendo con la sociedad su mirada sobre el mundo del trabajo.
Pero, sin dejar de lado la necesidad de seguir promoviendo y afianzando el trabajo entre las pastorales, considero que es prioritario que la Iglesia fomente el encuentro y el diálogo social para hacerse más cercana y comunique más abiertamente sus acciones por el bien común.
P. De todos los problemas que tienen los trabajadores hoy, ¿por cuál te sientes más interpelada?
R. En la sociedad actual los trabajadores se enfrentan a innumerables retos que hacen que sus situaciones personales y laborales no estén en equilibrio. No obstante, hay una situación que personalmente me preocupa y que considero que estaría en el centro de toda la problemática: la deshumanización del trabajo.
Es urgente tomar conciencia de la necesidad de humanizar el trabajo, lo que significa que hemos de considerar a los trabajadores como seres humanos.
Valorando al trabajador como ser humano hay que entender que conciliar la vida familiar y laboral exige no solo flexibilizar horarios y reducir jornadas, sino también conocer las inquietudes, anhelos, debilidades y fortalezas humanas de los trabajadores. Y comprender que las relaciones laborales son mucho más que relaciones jurídicas; son relaciones humanas en las que se generan expectativas y que han de ser gestionadas por el trabajador y el empresario.
Y comprender que las relaciones laborales son mucho más que relaciones jurídicas; son relaciones humanas en las que se generan expectativas y que han de ser gestionadas por el trabajador y el empresario.
P. En el aspecto del compromiso cristiano, en una sociedad cada vez más remisa a asumirlos, en sindicatos o movimientos de trabajadores, entidades como la nuestra tienen el gran reto de transmitir que vale la pena. ¿Qué les dirías?
R. Independientemente de que se sea creyente o no, todos los seres humanos aspiramos a la felicidad. No se puede ser feliz sin dignidad. La felicidad se va construyendo a lo largo de la vida a través del encuentro con las personas que hallamos en nuestro camino. El encuentro supone entregarse, comprometerse, desinteresadamente. Tener la capacidad de amar sin esperar nada a cambio es un regalo que merece la pena compartir. Una sonrisa, un gesto agradecido y amable, un abrazo fraterno o la tranquilidad que transmite una palabra dicha a tiempo… son gratificantes para los que las reciben, pero mucho más, lo digo por experiencia propia, para el que las ofrece.
Es labor de todos hacer presente a Jesús en el mundo laboral.
¿Cómo lo hacemos? Solo hay una manera de hacer presente a Jesús en el mundo laboral y en la sociedad actual: respondiendo a su llamada y siguiéndole según nos enseñan los evangelios, sin desfallecer, con confianza e ilusión. Jesús tiene una manera de ser y de estar en el mundo, es decir, un estilo de vida con el que nos identificamos los cristianos. Nuestro modelo es el Amor. Por lo tanto, hemos de hacer presente a Jesús ofreciendo Amor aún en los momentos de oscuridad, siendo coherentes con lo que decimos y hacemos, sin olvidar que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios que nos libera.
Por Guadalupe Mejorado
La entrevista a Julio Latres ha sido previamente publicada en nuestra revista “A Hombros de Trabajadores”, N.º 7. Abril de 2024, en papel y PDF digital